Una bocina, un semáforo en rojo y ganas de bailar, es lo necesario para que 4 jóvenes salgan a las principales avenidas del puerto para ganarse unas monedas y continuar con sus estudios.
Se hacen llamar “sin paredes” y más allá de refugiarse en adicciones y vicios, salen a las calles – cuando pueden y los horarios de todos los integrantes coinciden- para bailar.
Aunque es un peligro estar en la calle y muchas veces la gente no les da dinero porque cree que lo hacen para malgastarlo, ellos disfrutan exhibiendo sus mejores pasos.
No existen cifras oficiales sobre el número de jóvenes que han decidido emplearse haciendo malabares o bailando en semáforos, pero según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), México tiene la mayor tasa de empleo informal entre las economías de América Latina, con el 59% de su población en edad productiva.
En esta ocasión son cuatro jóvenes que oscilan entre los 15 a los 20 años de edad que ven al semáforo como un centro de entrenamiento, donde combinan el arte del baile con una buena manera de tener un ingreso para subsistir.
