Antes tener hijos después de los 30 años era fuertemente criticado. Las mujeres no contaban con las oportunidades laborales que existen hoy en día, por lo tanto tampoco con exitosas carreras profesionales como prioridad; además la presión del reloj biológico era demasiado fuerte, pasando su etapa más fértil la mujer no tenía alternativas para cumplir el sueño de ser madre.
Sin embargo, con los nuevos métodos de concepción in vitro y la posibilidad de la gestación subrogada ser madre a edades de hecho mucho más avanzadas es una opción viable para toda aquella que pueda pagar el costoso tratamiento.
Entonces si la edad no es impedimento ¿puede la maternidad a toda costa convertirse en una obsesión más que un anhelo? ¿Cuáles son las consecuencias de dichos procesos cuando no son regulados? ¿Existencia una línea ética que no se debe cruzar?
Estas son algunas de las preguntas a las que la comunidad española se está enfrentando nuevamente después de que una mujer de 64 años dio luz a gemelos mediante cesárea en el Hospital Recoletas de Burgos tras someterse a un tratamiento de fecundación in vitro en Estados Unidos. Un caso excepcional, ya que es una de las pocas mujeres mayores de 58 años que ha logrado llevado un embarazo gemelar a término.
Mauricia Ibáñez dio a luz el 14 de febrero a un niño perfectamente sano de 2 kilos 420 gramos y una niña de 2 kilos 200 gramos, pero el principal problema no recae en la edad de la madre sino en la posible incapacidad de ésta para atender las necesidades
de los pequeños.
Y es que resulta que no es la primera vez que la sexagenaria se somete a este proceso in vitro, pues ya había logrado ser madre de una niña apenas seis años atrás, la cual tuvo que ser apartada de su custodia por los servicios sociales de la Junta de Castilla y
León, después de que se descubrió que la pequeña se encontraba aislada del resto de la comunidad, vestía inadecuadamente, iba deficientemente aseada y no acudía al colegio.
Con esto se ha desatado un debate no sólo sobre la vocación de ser madre después de los 58 años, edad a la que en España las clínicas tienden a negar solicitudes de procesos in vitro con muy pocas excepciones, sino también sobre las intenciones por las cuales ciertas mujeres buscan aún ser madres incluso a edades tan avanzadas.
Ibáñez, por ejemplo, fue incapacitada laboralmente en el 2009 por un trastorno paranoide de personalidad al grado en que su hermana recurrió a tribunales para intentar declararla en “estado de incapacidad total” con la intención de que esto le prohibiera viajar al extranjero y proseguir con el primer tratamiento de fertilidad al que finalmente logró someterse exitosamente. En ese entonces el juez desestimó la demanda siguiendo las recomendaciones de psicólogos que determinaron que era apta para cuidar de sí misma y potencialmente de un niño.
Desgraciadamente el tiempo los mostró equivocados y actualmente la pequeña vive en Canadá con una prima de Ibáñez y su pareja. Ahora con el nacimiento de los gemelos la batalla por la custodia de su primera hija vuelve a retomarse con el apoyo de su abogado que señala que el caso está basado en motivos éticos y morales, más que en muestras de negligencia por parte de la madre.
Por ahora se ha activado un protocolo de seguimiento permanente a su caso para asegurar el bienestar de los gemelos bajo su cuidado.

Este no es el primer caso de este que se presenta en España, el año pasado una doctora de 62 años dio luz a una sana niña, y en el 2006 a sus 67 años una mujer se convirtió en madre de gemelos. De igual manera en la presa de han publicado casos de mujeres septuagenarias que han sido tratadas en clínicas de reproducción en la India, incluso en el 2007 un diario ruso publicó la nota del embarazo de una mujer de 79 años.

El tema es delicado, la regulación de dichos tratamiento sería una violación al derecho a la mujer de ser madre y hacer uso de cuerpo conforme su voluntad. Por otro lado, es probable que muchos de estos niños crezcan sin padres debido a las múltiples enfermedades ligadas a la vejez o, como en el caso de Ibáñez, que existan impedimentos psicológicos para su buen cuidado. Entonces, ¿cómo proceder?
Dejáremos que sean ustedes quienes hagan su propio juicio al respecto.
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