Hoy en el aniversario de la muerte de Luis Donaldo Colosio analizo una vez más la situación que llevó a su asesinato, las teorías, la hipótesis del gobierno y las preguntas que aún no han sido contestadas.
El candidato a la presidencia de la República por el PRI fue asesinado el 23 de marzo de 1994 luego de un acto de su campaña proselitista en la colonia Lomas Taurinas de Tijuana, Baja California, tan sólo dos meses y 13 días después de haber iniciado su campaña presidencial, presuntamente a manos de Mario Aburto Martínez.
El suceso paralizó a la nación que se había reunido como nunca en el Monumento a la Revolución semanas atrás para escuchar al candidato quién presentó una nueva cara del PRI que nadie jamás había visto. ¿Sería esta la razón de su muerte?
No es ningún secreto que Colosio era el favorito de Carlos Salinas de Gortari para sucederle en la Presidencia, la revista Animal Político publicó hace algunos años un documento clasificado del aquel entonces Embajador de Estados Unidos en el País, John Negroponte, en el cual se describía la relación de cada posible candidato con el presidente.

“Como Secretario de Desarrollo Social él manejó Solidaridad, el proyecto mascota de desarrollo social del Presidente Salinas. Él es personalmente muy cercano a Salina. Colosio ha estado con Salinas desde principios de 1980”.

“Como presidente del PRI, Colosio comenzó un proceso de reformación y reestructuración. Bajo su liderazgo el partido gobernante se recobró de la dislocación de la elección de 1988 y, cuando abandonó el cargo, Salinas dio un extremadamente cálido discurso público. Él es el candidato que mejor congenia con el PRI y que podría muy probablemente mantener el partido unido. Aunque reconocido como un reformador,también es aceptado en los nichos tradicionales del partido”
Entre las teorías de conspiración que rodean el asesinato de Colosio se encuentra una posible enemistad con el presidente Salinas, pero ese no era el caso según dicho reporte, al contrario la relación entra ambos y la ideología del PRI no podía ser mejor; o por lo menos no hasta el discurso del 6 de marzo del Monumento a la Revolución, cuando el candidato llevó la visión de reforma del PRI que inició mientras estuvo a su
cabeza a otro nivel.
“Nuestra visión, nuestra vinculación histórica con el gobierno nos aseguró la oportunidad de participar en los grandes cambios del país....pero hoy el momento es otro, sólo nuestra capacidad, nuestra propia iniciativa, nuestra presencia en la sociedad mexicano y nuestro trabajo es lo que nos dará fortaleza”.
“Nadie podrá asegurarnos un papel en la transformación de México si nosotros no luchamos por él, si nosotros no nos lo ganamos ante los ciudadanos…Para hacerlo se dejan atrás viejas practicas, las de un PRI que sólo dialogaba consigo mismo y con el gobierno, las de un partido que no tenía que realizar grandes esfuerzos para ganar, como un partido en competencia, el PRI no tiene triunfos asegurados”
Nada de esto suena de acuerdo con la tendencia que el partido había mantenido a lo largo de su trayectoria, el discurso resultado demasiado renovador, demasiado DEMOCRÁTICO. Finalmente, su declaración sobre el surgimiento del EZLN en Chiapas fue la cereza en el pastel que cayó como una bomba disruptiva en los altos mandos y posiblemente creó miedo en las grandes esferas de poder. ¿Sería que este presidente
verdaderamente equilibraría la balanza de la desigualdad económica y social?
“Frente a Chiapas los priistas debemos de reflexionar. Como partido de la estabilidad y la justicia social, nos avergüenza advertir que no fuimos sensibles a los grandes reclamos de nuestras comunidades; que no estuvimos al lado de ellas en sus aspiraciones; que no estuvimos a la altura del compromiso que ellas esperaban de nosotros”.
“¡Es la hora de cerrarle el paso al influyentismo, a la corrupción y a la impunidad! Es la hora de la Nación”.

Durante 23 años han corrido versiones e investigaciones periodísticas en el sentido de que hubo autores intelectuales vinculados al gobierno de Salinas, el narcotráfico o incluso se investigó por un tiempo la línea de un segundo tirador implicado, Othón Cortés, quien finalmente fue liberado de todo cargo. Por su parte Aburto fue sentenciado a 40 años de cárcel en 1995 luego de haber disparado con una pistola directo a la cabeza de Colosio.
¿Cómo fue que llegaron a esta conclusión? La respuesta está dentro de un expediente que incluye las claves de acceso al sistema de consulta sobre la averiguación previa, discos magnéticos y videos en formato VHS titulados “Investigación del Caso Colosio 20 de octubre”. Dicho material se encuentra en una bóveda especial dentro del Archivo General de la Nación (AGN) bajo la clasificación de “reservado” hasta el año 2035. Tendremos que esperar hasta entonces para observar el contenido, o lo que queda de él; sin embargo algo está claro, la investigación del caso Colosio fue escasa, dudosa y precipitada. Tanto que de acuerdo con fuentes de la revista Animal Político,
la Embajada de Estados Unidos clasificó la investigación como perezosa.
“El gobierno de México no hizo su “máximo esfuerzo” para investigar el asesinato del candidato presidencial Luis Donaldo Colosio y aunque la indagatoria se prolongó por años, nunca dio la impresión de que la Procuraduría General de la República pudiera resolver el caso” dijo la Embajada de Estados Unidos al Departamento de Estado en cables que envió entre mayo de 1994 y marzo de 1998.
Tal vez Luis Donaldo Colosio pudo haber sido aquél presidente que hubiese guiado a México a un verdadero desarrollo integral, tal vez bajo su gobierno las comunidades indígenas hubiesen tenido el lugar que les corresponde en el crecimiento económico y cultural del país, tal vez él era clave. O tal vez no. Desgraciadamente nunca lo sabremos.
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