Este hombre de 65 años es Orestes Estévez, un vinicultor cubano que ha prosperado en su negocio gracias a una 'rara' herramienta que desconocíamos podría utilizarse en este proceso: los condones.
Él pone los condones en la boca de las botellas y en ellos se da cuenta en que momento está la fermentación, pues los preservativos se inflan anunciando la etapa y después se caen solos alrededor de los 40 días, "igual que los hombres" comentó Orestes. Este diferente método no causó revuelo en los compradores, ya que ellos saben es un vino casero y sus precios son buenos, incluso uno de sus clientes comento que el vino que él hace no es empalagoso y usualmente toma 2 botellas por semana.
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