Agustín Carstens señaló que las metas de inflación de mediano y largo plazo siguen ancladas, luego de aclarar que las acciones de política monetaria tardan en tener un efecto, pero permiten mantener los objetivos.
Carstens sostuvo que la actual política monetaria, que ha subido 375 puntos básicos la tasa de referencia desde diciembre del 2015, no debería afectar las perspectivas de crecimiento de la segunda economía latinoamericana.
Durante la primera quincena de mayo, la inflación se ubicó en 6.17 por ciento que incorporó alzas en diversos productos como el aguacate (que tiene el precio más alto de los últimos 18 años), además del alza en las gasolinas, en las tarifas de autotransporte y la depreciación del tipo de cambio, sumando a un aumento de la volatilidad.
El Gobernador del banco central indicó que esta tendencia no continuará hacia delante, pues hay factores que ya comienzan a cambiar, como los precios de la gasolina e incluso el impacto por el aumento del transporte.
“Ya las expectativas para el año entrante y años subsecuentes nos están dando luz de que la inflación va a regresar a un nivel más normal”, dijo al destacar que se prevé que al inicio de 2018 se espera una caída importante en la inflación porque no se tendrá el efecto de las gasolinas como sucedió este año.
Recordó que la meta del Banco de México es una inflación de 3.0 por ciento y “creemos que vamos a estar muy cerca de ello. El punto complicado ahorita es que pensamos que esta es la trayectoria que va a seguir la inflación pero todavía no la estamos viendo, eso hace que estemos muy vigilantes en el Banco”.
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