En situaciones de crisis, las familias pueden tener dificultades para dar una alimentación adecuada, educación y protección a sus menores, aumentando la prevalencia y la dureza del trabajo infantil con prácticas como la servidumbre infantil para saldar deudas.
Jacobus de Hoop, del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia, destacó la importancia de los programas de protección social y laboral para mejorar los ingresos familiares y reducir el trabajo infantil.
“Las oportunidades de ingresos y empleo suelen ofrecer alternativas a las familias para que no tengan que sacar a los menores de la escuela”, afirmó Genthon.
Otros consejos pasan por crear programas de formación para jóvenes o promover oportunidades de empleo seguras y actividades de apoyo a las familias más vulnerables.
Remarcó que el acceso a la educación es “limitado” en las emergencias humanitarias y puso el ejemplo del Líbano, donde la mitad de los niños sirios desplazados no van al colegio y muchos se ven expuestos a los pesticidas en los invernaderos donde trabajan.
Junto con el Programa Mundial de Alimentos y el Gobierno libanés, UNICEF ha puesto allí en marcha un programa piloto de transferencias de dinero en efectivo que cubre el coste que supone para las familias mandar a sus hijos a la escuela y lo que ganarían si los pusieran a trabajar.
Con esta medida y otras como acelerar el aprendizaje para que los niños entren en el curso que les corresponde por edad, De Hoop dijo que se busca mantener a los menores escolarizados y evitar que se “pierda una generación” de sirios.
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