La pesadilla para una mujer comenzó el martes 12 de febrero del 2012 cuando su hija había fallecido en su vientre a las 36 semanas de gestación.
La explicación médica del fallecimiento fue que el cordón umbilical se enredó en el cuello del bebé y le dijeron que era urgente sacarla de su vientre, pues corría el riesgo de infectarse, incluso, de morir.
La trasladaron entonces a la Clínica 76 del Instituto Mexicano del Seguro Social, ubicada en Ecatepec de Morelos, Estado de México. Ahí, los médicos se negaron a practicarle la cesárea para retirarle a la bebé, bajo el argumento de que podían infectarla y de que existía el peligro de quitarle la matriz, esperaban que ‘naciera’ de manera natural.
Le suministraron medicamentos, le hacían revisiones constantes, pero nunca pudo dilatar ni tener contracciones. Así, estuvo hospitalizada cuatro días, sin comer, sin poder ir al baño.
Finalmente, le practicaron la cesárea en un hospital privado, ni la infectaron, ni le tuvieron que sacar la matriz, como le habían dicho en la Clínica 76 del IMSS.
La mujer y su esposo decidieron presentar una queja ante la Comisión Nacional de Arbitraje Médico, misma que no procedió, ya que el IMSS argumentó en su defensa que nunca le negaron el servicio.
Hoy, después de cinco años, logró tener dos embarazos en mejores condiciones, una niña de tres años y una bebé de cuatro meses, pero lo que vivió en esta clínica, nunca lo podrá olvidar.
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