Los nuevos ajustes en el equipo de comunicaciones del presidente Donald Trump anunciados esta mañana provocaron la renuncia de su portavoz, Sean Spicer.
De acuerdo con fuentes oficiales, el ahora exvocero presidencial no estuvo de acuerdo con el nombramiento del experto financiero Anthony Scaramucci como director de comunicaciones de la Casa Blanca y por eso dimitió.
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Spicer, de quien se decía que podría ser despedido en cuestión de días, dijo al presidente Donald Trump que consideraba un error el nombramiento de Scaramucci.
Según las fuentes, el mandatario estadunidense pidió a Spicer que se quedara en el puesto, pero éste rechazo la propuesta presidencial.
El millonario financiero e inversionista Scaramucci es muy conocido en los círculos políticos del partido republicano por ser uno de los principales contribuyentes al financiamiento de campañas proselitistas en contra del partido demócrata.
La noticia de su nombramiento empezó a circular la tarde de ayer en la capital de Estados Unidos, luego de informarse que Trump y su hija Ivanka se reunieron con el empresario en la Oficina Oval de la mansión presidencial.
Desde la campaña de Trump, el año pasado, Scaramucci se convirtió en uno de sus más fervientes y leales promotores en diferentes programas de televisión.
En mayo pasado, la Casa Blanca se quedó sin director de comunicaciones tras la renuncia inesperada de Mike Dubke, quien duró poco más de cuatro meses en el puesto.
Desde antes del nombramiento de Scaramucci, en los pasillos políticos de Washington se hablaba de las enormes diferencias que tiene el millonario financista con Spicer e incluso con Reince Priebus, jefe del gabinete presidencial.
Con el escándalo de la posible colusión entre la campaña presidencial de Trump y el gobierno de Rusia para socavar las elecciones estadunidenses de 2016, la posición de portavoz presidencial se consideró como el puesto más complicado e inestable dentro del escalafón de asesores en la Casa Blanca.
La arrogancia y narcisismo del presidente de Estados Unidos son dos actitudes que destacaron en los seis meses que Spicer se convirtió en la voz del magnate.
El ahora exvocero cambió las reglas tradicionales que por décadas regían a los medios de comunicación estadunidenses en la Casa Blanca, y se acabó la tradición de que la primera pregunta en la sala de prensa al vocero o al presidente la hiciera el representante de la agencia.
Y los grandes medios de comunicación como The New York Times y The Washington Post, así como las cadenas de televisión CNN, ABC, NBC y CBS, fueron casi siempre ignoradas y menospreciadas por Spicer.
En sus conferencias de prensa, el ahora exvocero no podía ocultar su desdén por los medios de comunicación, y menos para los reporteros que le formulaban preguntas incomodas.
Las ramificaciones del escándalo Rusiagate, según analistas políticos, podrían provocar en las próximas semanas más renuncias en la Casa Blanca.
El nombramiento del reemplazo de Spicer podría tardar varios días. Por el momento, al frente de esa difícil posición queda Sarah Huckabee Sanders, segunda portavoz presidencial.
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