Jill Dodd la empresaria, fundadora y diseñadora de la marca de ropa deportiva Roxy estuvo casada con un comerciante de armas arabe, que formaba parte de los hombres más ricos del mundo en aquél entonces.
La empresaria contó a la BBC que todo inició con una invitación de su agente para ir a una fiesta a Monte Carlo, a la que ellas asistieron, "era una fiesta muy loca" pues dice que "así son los europeos".
Y derrepente vio a un hombre sentado, que podría parecer el papa de alguna de sus amigas sus miradas se cruzaron y bailaron alrededor de la fogata. Inmediatamente su agente se acerco a preguntarle si sabía quien era ese hombre y le respondió que no a lo que ella le respondió es Adnan Khasoggi, pero Jill no tenía idea de quien era él.
Después de algunas invitaciones finalmente la invito a tomar un baño de espuma en su yate, y cuando ella lo quiso besar el hombre le dijo que no podía a menos que aceptara ser su "esposa de placer". En Arabia Saudita la realeza y los hombres con poder pueden tener 3 esposas legales y 11 de placer. A lo que ella acepto el matrimonio, pues asegura que nada le importaba ella solo quería besarlo. El matrimonio se firmo con un beso y "eso significaba que yo tenía su estilo de vida cuando estaba con él: vivía en sus hermosas casas, atendida por empleados domésticos, alimentada por chefs, relajada por masajistas. A Adnan le fascinaba la moda y le gustaba vestirme".
La empresaria conoció a las otras esposas de placer Adnan en cenas o reuniones y siempre se trataban todas con mucho respeto, aun así ella se sentía especial. Hasta que un día entro con un regalo a su habitación beso su cabeza y al voltear el le dijo "Me equivoqué de habitación! Quédate con el regalo".
La separación inició cuando Jill retomo sus estudios pues ya no tenia tanto tiempo para pasarlo con él y ella notó que el ya estaba buscando otra mujer, cosa que confirmó en una ocasión que estaban juntos y entró un hombre con un catálogo a la habitación donde venían fotos de las mujeres que podría seleccionar, la diseñadora cuenta que en ese momento se sintió traicionada.
A pesar de que ella se fue, el contacto con Khashoggi continuo por años y cuenta que inclusive la llamaba y agregó "Si alguna vez me hubiera dicho que me amaba y que quería estar sólo conmigo, sin harén, lo habría considerado".
El hombre murió el día que Jill publicó su libro "La moneda del amor" y confiesa que lo lloró, pues todos los recuerdos que tiene de él son buenos. Pues a pesar de ser una relación muy diferente es una de las más sanas que ha tenido."Hubo mucha honestidad. Me respetó, nunca me habló con crueldad. De hecho, después de la relación con Adnan, estuve en una relación abusiva con un estadounidense que fue horrenda. Como una mujer adulta -tengo 57 años y he estado felizmente casada por casi 20 años- aún la recuerdo como una hermosa amistad".
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