Si tu hijo o hija batallan para saltar, abrocharse las agujetas, o sostener el lápiz, entre otras actividades sencillas, puede que no se trate de simple torpeza sino de una enfermedad neurológica conocida como dispraxia.
Este trastorno dificulta planear y coordinar movimientos físicos aparentemente sencillos, además que causar problemas de equilibrio y postura, por lo que usualmente los niños que la padecen pueden ser interpretados como torpes.
A diferencia de la dislexia, que se considera como algo bastante común, poco se habla de la dispraxia. Sin embargo, de acuerdo con el Manual diagnóstico y Estadísticos de Desórdenes Mentales, publicado por la Asociación Americana de Psiquiatría, entre el 6 y el 10 por ciento de los niños suelen presentar algún síntoma de dispraxia, pero se cree que el porcentaje podría ser mayor, ya que muchos de ellos no son diagnosticados.
De acuerdo con el portal Understood, sobre dificultades de aprendizaje y atención, la dispraxia puede afectar el desarrollo de las habilidades motoras gruesas, como caminar y saltar. Así como las habilidades motoras finas, como los movimientos de la mano necesarios para escribir con claridad y los movimientos de la boca y la lengua necesarios para pronunciar las palabras correctamente. A esto último también se le conoce apraxia verbal.
De igual manera, también puede afectar las habilidades sociales, ya que los niños con dispraxia podrían comportarse de un modo inmaduro, lo cual no significan que tengan un coeficiente intelectual inferior, al contrario, usualmente tienen una inteligencia promedio o superior al promedio.
De hecho, el actor británico Daniel Radcliff, mundialmente conocido por su actuación como Harry Potter, ha declarado que sufre de esta enfermedad, por lo que, si bien no tuvo problemas para aprenderse los complicados diálogos de las cintas, a veces batalla con cosas tan comunes como escribir notas de agradecimiento o atarse las agujetas de los zapatos.
Según medios internacionales, en sus primeros años de primaria, antes de su gran descubrimiento en el rol del joven mago, el actor de 28 años vivió una infancia difícil, pues no destacaba en ningún aspecto y no se consideraba talentoso de ninguna manera.
Aunque este trastorno no tiene cura, los síntomas pueden disminuirse con terapia ocupacional, física y del habla. Además, es importante que los niños aprendan a identificar sus áreas de dificultad como sus fortalezas para lograr un mayor desarrollo en ambas áreas.
A continuación, se presentan algunos posibles síntomas de dispraxia, según el portal Understood:
Signos de alerta en niños pequeños
· Se ensucia mucho cuando come, prefiere comer con los dedos en vez de utilizar un tenedor o una cuchara.
· No puede montar un triciclo o jugar con una pelota.
· Está atrasado en cuanto al control de esfínteres.
· Evita los juguetes de construcción y rompecabezas.
· No habla tan bien como los otros niños de su misma edad y podría no decir palabras hasta los 3 años de edad.
Signos de alerta en preescolar y en los primeros años de primaria
· Se tropieza con frecuencia con las personas y las cosas.
· Tiene dificultad para aprender a saltar.
· Tarda en desarrollar el dominio de la mano derecha o la izquierda.
· Se le caen objetos frecuentemente o tiene dificultad para sostenerlos.
· Tiene dificultad para sostener lápices y para escribir y dibujar.
· Le cuesta trabajo utilizar botones, cremalleras y broches.
· Habla lentamente o no puede pronunciar las palabras.
· Tiene dificultad para hablar a la velocidad, al volumen y tono apropiado.
· Tiene problemas para jugar e interactuar con otros niños.
Una buena manera de empezar el proceso diagnóstico es observar a tu hijo y tomar notas de los síntomas que presenta. Tampoco debes alarmarte con facilidad, antes de considerar si quiera un posible diagnóstico, tu hijo debe presentar múltiples síntomas durante al menos seis meses consecutivos.
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