El presidente estadounidense, Donald Trump, viajó hoy jueves a Florida para constatar los daños causados por el huracán Irma, mientras las autoridades investigan la muerte de ocho residentes de un asilo de ancianos que se quedó sin electricidad por el paso de la tormenta.
Si estas víctimas se suman oficialmente a la cifra de muertos por Irma, el balance provisional queda en 20 fallecidos en Florida y unos 40 en el Caribe.
El fallecimiento de los ancianos, del que se inforrmó el miércoles, demuestra la urgencia de restaurar el suministro eléctrico a millones de personas a lo largo de este estado del sur de Estados Unidos.

Trump y su esposa, Melania, llegaron a la ciudad de Fort Myers, donde se les informa-junto al vicepresidente, Mike Pence- de los esfuerzos de recuperación tras el paso del huracán, según la Casa Blanca.
Los tres irán luego a la cercana Naples a encontrarse con víctimas de la tormenta.

La visita llega mientras los residentes que evacuaron Florida antes de la llegada de Irma luchan por volver a sus hogares, con decenas de miles de empleados trabajando a contrarreloj para devolver la electricidad a millones de clientes.
El gobernador de Florida, Rick Scott, dijo que estaba “absolutamente descorazonado” al conocer la muerte de los ancianos de una residencia de ancianos en Hollywood, en el norte de Miami.
Unos 115 residentes de la residencia fueron evacuados a un hospital cercano, algunos con signos de deshidratación y otros con problemas relacionados con el calor -en medio de temperaturas superiores a 30ºC y una sofocante humedad-, por la falta de aire acondicionado debido a los cortes de luz.
Tres de los fallecidos tenían más de 90 años, incluyendo a Albertina Vega de 99. La víctima más joven tenía 70 años, según las autoridades.
Estas ocho muertes “pueden estar relacionadas con la pérdida de energía eléctrica por la tormenta”, explicó Tomás Sánchez, jefe de policía de Hollywood, que también confirmó la apertura de una investigación criminal por el caso.
Scott exigió “respuestas sobre cómo se produjo esta tragedia” y pidió, en un comunicado, que los servicios de emergencia “verifiquen inmediatamente que las residencias de ancianos y los centros de vida asistida sean capaces de garantizar la seguridad de sus residentes”.
Los residentes de Florida que atendieron los llamamientos de evacuación antes de la llegada de la tormenta, se enfrentaban a largos embotellamientos para volver, tras haber pasado días en refugios o con amigos o familiares.
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