Se disponían a sepultar a un familiar en el panteón civil y se llevaron una sorpresa, en la gaveta había una bolsa con restos humanos que no reconocieron, lo que motivó a esta familia a comunicarlo con el grupo de sabuesos guerreras, contemplando que pudiera tratarse de una inhumación irregular.
Las autoridades del panteón civil, tras una revisión de los registros de inhumaciones, encontraron que los restos corresponden a una persona que fue sepultada en el año 2004, pero la documentación del título de propiedad de la tumba donde fue depositado el cadaver la presentó una cuñada de los propietarios de la tumba.
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