Existen profesiones que son tan valiosas por su campo de trabajo como por la antiguedad que tienen, como es el caso de los rederos, es decir las personas encargadas de tejer las redes empleadas en las artes de pesca. En Mazatlán, esta emblemática actividad corre un serio peligro de desaparecer.
Nemias Ibarra Alcaraz es la cuarta generación de una familia de rederos que ha visto con sus ojos cómo los miembros de su gremio cada día se parecen más a los barcos abarloados uno junto a otro sin ir más lejos de su muelle.
Hace años, cuando los pescadores eran el orgullo de Mazatlán, los rederos abundaban en trabajo, sin embargo debido a la falta de interés hacía el sector ha hecho que el trabajo pasara de 120 barcos a solo 60, a los cuales ya no les alcanza para comprar redes nuevas y se limitan solo a reparar las que ya tenían.
A Nemias le entristece que las nuevas generaciones ya no quieran continuar con el legado que han dejado los rederos. Ahora por la edad que tienen los pocos que quedan, la producción es menor y más lenta.
El redero dijo que nunca había visto pasar a la pesca tiempos tan difíciles como los que está atravesando en la actualidad y es por eso que urgió en que se manifieste verdadero interés por devolverle la vida al sector.