Hace 30 años, Carolina perdió a su madre y junto a su familia, decidió darle el descanso eterno junto al resto de su familia que también yacen en el mismo sitio, en el Panteón Número 3 de Mazatlán.
Y así, cada 2 de noviembre ella, sus hermanos, su esposo y sus nietos, visitan el panteón para limpiar y decorar la tumba de los que pasaron a mejor vida, pues desde que era niña, Carolina ha mantenido presentes las tradición de Día de Muertos.

En los años que Carolina tiene visitando a sus seres queridos, dijo que ha observado algunas tumbas que están solas, no porque las hayan olvidado sus familiares sino porque ya no queda nadie vivo que pueda honrar sus memorias, ya que nadie puede olvidarse de un padre o de un tío.
Para Carolina, el Día de Muertos es muy importante porque es una fecha para que los difuntos sepan que viven en el corazón de la familia, por eso consideró que los jóvenes deben preservar tradiciones como esta.