La sonrisa ha acompañado a la humanidad desde siempre y parece casi imposible que exista alguien que no lo haga. La sonrisa es tan importante que se ha convertido en sinónimo de bienestar emocional y físico y por ello, en 1999, Harvey Ball, creador de la icónica Smiley Face o “carita sonriente” decidió que el 4 de octubre se celebrara el Día Mundial de la Sonrisa.
La sonrisa es tan contagiosa que al preguntarle a las personas en la calle qué les daba risa, inmediatamente sonreían antes de poder contestar.
Las personas lo saben: la expresión universal en todo el mundo es la sonrisa y por ello consideran que siempre es bueno sonreirle a la vida.
La sonrisa también nos ha enseñado que los libros no pueden juzgarse por su portada y hasta la persona más seria se ríe y sonríe.
No hay que esperar a que sea el Día Mundial de la Sonrisa para hacer felices a las personas, porque la risa es la sal de la vida.