El Papa Francisco ha fallecido, según anunció este lunes el Vaticano, marcando el fin de un pontificado innovador que, aunque con altibajos, intentó abrir las puertas de la Iglesia Católica Romana hacia una institución más inclusiva y cercana a los marginados.
La noticia fue confirmada por el cardenal Kevin Farrell, quien, visiblemente conmovido, se dirigió al mundo desde el Vaticano. “A las 7:35 de esta mañana, el obispo de Roma, Francisco, regresó a la casa del Padre”, declaró. De origen irlandés y nacionalidad estadounidense, Farrell se convierte en el administrador de facto del Vaticano hasta la elección de un nuevo pontífice.
En la Plaza de San Pedro, donde apenas un día antes Francisco había impartido la bendición pascual, se congregaron fieles y dolientes. “Lo vimos ayer”, dijo Marco Volpi, de 69 años, conmovido. “No esperábamos un final tan trágico”.
Mientras líderes mundiales expresaban sus condolencias y destacaban el compromiso del papa con los más pobres y vulnerables, comenzaron las primeras conversaciones en el Vaticano para elegir a su sucesor. Los cardenales enfrentan ahora una decisión crucial: seguir la línea pastoral y abierta de Francisco o volver a un enfoque más doctrinario.
Durante su papado, Francisco logró importantes avances en temas críticos como la crisis de abusos sexuales y la transparencia financiera en la Iglesia. Su voz, aunque solitaria en una época marcada por el populismo, no dejó de defender causas urgentes como el cambio climático, los derechos de los migrantes y la justicia social. De hecho, sus últimas palabras, pronunciadas el día anterior a su muerte, estuvieron dedicadas precisamente a los migrantes.
El mundo despide hoy a un líder espiritual que desafió convenciones y buscó renovar con humildad el corazón de una Iglesia milenaria.
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