Un día sin mexicanos


Con la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, su discurso anti migratorio hacia la población latina se vuelve una tentativa realidad
Un día sin mexicanos

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sábado, 21 de enero de 2017 0:00

En el 2004 el director y guionista Sergio Arau presentó de manera cómica la hipotética desaparición de los mexicanos en California, mostrando una teoría de caos ante las súbitas vacantes de empleo en áreas que los propios estadounidenses no desean ocupar.

Con la llegada de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos, su discurso anti migratorio hacia la población latina (principalmente mexicana) se vuelve una tentativa realidad y con ello múltiples escenarios aparecen, algunos tan peculiares como la película de Arau. Dejando a un lado la inadecuada asunción (por no decir palabras mayores) de que la mayoría de los inmigrantes ilegales mexicanos que llegan a ese país “traen drogas, crimen y son violadores”, como lo anunció el ahora Presidente en su discurso de destape como candidato, para justificar sus fuertes propuesta de política migratoria es necesario primero hacerse una pregunta crucial: ¿están los mexicanos y latinos robando realmente los empleos de estadounidenses o es simplemente una fijación personal en contra de ellos?


De acuerdo con el Pew Research Center, un reconocido centro de investigaciones con sede en Washington, en el 2014 existían 11.1 millones de inmigrantes ilegales en Estados Unidos, equivalentes a 3.5% de la población total del País, de los cuales el 52% eran mexicanos. La inmigración ilegal llegó a su máximo en el 2007 con 12.2 millones, de los cuales 6.9 millones era mexicanos; sin embargo desde el 2009 se mantiene estable y los pronósticos de los últimos dos años anuncian un decremento en las cifras. Hay que recalcar que NO todos los migrantes ilegales forman parte de la fuerza laboral del País, que en el 2014 estaba compuesta el 83% por estadounidenses de nacimiento, 12% por migrantes legales y sólo 5% por inmigrantes ilegales, siendo éstos últimos alrededor de 8 millones de una fuerza total de 160.5 millones.

Curiosamente el Buró de Estadísticas de Trabajo de Estados Unidos maneja las cifras de una manera más alarmante, ya que sus estadísticas de empleo son basadas en un censo de población realizado únicamente a 60,000 habitantes y si bien hacen distinción por etnia no especifican su estatus migratorio. En este sentido la población hispana y latina aparece como una amenaza al formar el 16.1% de los 146 millones de empleados en el país, es decir alrededor de 24 millones. Así suena muy diferente ¿verdad?

La realidad es que no importa que el número sea mayor, ya que el 27.3% de ellos trabaja en el sector de construcción (17% ilegales), 23.1% en agricultura (13% ilegales) y 22.3% (9.1% ilegales) en servicios de hospitalidad, como limpieza o servicio y producción de comida, según datos contrapuestos del Buró de Estadísticas del Trabajo y el Pew Research Center. ¿Son éstos empleos que los estadounidenses desean tomar? Sabemos que no. Así a pesar de que la comunidad latina, ilegal o no, contribuye al éxito de la economía del país exportador de algodón (una industria con un valor aproximado de 25 billones de dólares anuales) la triste realidad es que sufre terribles condiciones de trabajo.


De acuerdo con un reporte de la organización Labor Council for Latin American Advancement el 24% de los latinos reciben salarios mínimos o muy bajos, de los cuáles casi un 78% no recibe pagos de horas extra, especialmente en trabajos relacionados con la agricultura que presentan largas y extenuantes jornadas de trabajo. Además, en el 2013 se presentaron 797 muertes en áreas laborales, el número más alto desde el 2008 y significativamente mayor al de cualquier otro grupo étnico. En el caso de las mujeres 77% reportó el abuso sexual como su principal problema en el trabajo. Ésto aunado al hecho de que reciben únicamente 56 centavos por cada dólar pagado a un hombre blanco en el país, lo que constituye el robo de salario más grande de la nación. Si bien cada país tiene derecho a defender sus empleos y establecer una política migratoria que favorezca a sus nacionales, con todo lo anteriormente mencionado ¿podemos considerar una verdadera amenaza para el mercado laboral a los inmigrantes ilegales latinos? Y más específico, tomando en cuenta que la migración mexicana va en descenso ante la llegada de inmigrantes provenientes de Centroamérica, pero también de Asia y África ¿son los mexicanos el verdadero peligro o está Trump satanizando a una nación por su frontera natural?

Por ejemplo, según el Pew Research Center el número de inmigrantes ilegales nacidos en India creció cerca de 130,000 en el 2009 a un aproximado de 500,000 en el 2014. Por lo tanto, es posible decir que el problema de migración del vecino del norte no recae sólo en la población latina y que, de fortalecerse las políticas migratorias únicamente para este grupo, lo mejor que podrían esperar es un incremento en la llegada de otros grupos étnicos, pues de otra manera el vacío en la fuerza laboral sería catastrófico para la economía estadounidense. Incluso el Departamento de Seguridad Nacional ha declarado que la nueva tendencia indica que los inmigrantes llegan al país de forma legal, pero extienden su estadía más allá de sus visas de turistas. Entonces ¿es realmente necesaria la construcción del muro de Trump? Lo dejamos a su consideración.



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