Así fue la muerte de Pedro Infante


Así fue la muerte de Pedro Infante

Por Redacción TVP

viernes, 15 de abril de 2016 0:00

El 15 de abril de 1957 murió Pedro Infante a causa de un accidente aéreo. A las 754 de la mañana se estrelló en el viejo avión de carga que piloteaba de Mérida, Yucatán a la Ciudad de México. Había pasado la noche anterior cantando con un grupo de amigos. Curiosamente, una de las canciones que más repitió fue "La vida no vale nada" de José Alfredo Jiménez. Era el único ídolo de México en esos días, ya que Jorge Negrete había muerto por enfermedad y su deceso ya era esperado. Pero la muerte de Pedro conmocionó no sólo a México, sino a toda América Latina y parte de Estados Unidos. El gran locutor mexicano Manuel Bernal, conocido como "El tío Polito", gran declamador y locutor estrella de la XEW, 'La voz de América Latina desde México', fue el encargado de dar la noticia por radio a las 11:15 horas de aquel fatídico Lunes Santo: "Boletín, boletín... el cantante Pedro Infante falleció en un accidente de aviación...". Aquel 15 de abril de 1957, hace 59 años, el pueblo mexicano perdía a su ídolo. Aún estaban frescos en la memoria las dos ocasiones en que el mazatleco criado en Guamúchil había sobrevivido a otros dos avionazos. El avión era grande y despegó de la pista 10 del aeropuerto yucateco. El capitán Víctor Manuel Vidal anunció que estaban listos para volar. Despegaron, pero la aeronave se desestabilizó a 20 metros de altura tras la avería en uno de sus motores. La caída fue rápida. El aparato cayó sobre una casa ubicada en las calles 85 y 54. Murieron Pedro Infante, Víctor Manuel Vidal que iba como copiloto, el mecánico Marciano Bautista y Ruth Rossel, quien estaba cerca del accidente y fue alcanzada por el combustible a las 7:54 horas del 15 de abril de 1957. La matrícula del avión era XA-KUN. Pedro medía un metro 70 centímetros de estatura pero su cuerpo se redujo a 88 centímetros por las quemaduras. Fue llevado al Hospital Terán, donde se le embalsamó para ser velado en Mérida. A las once de la mañana del martes 16 de abril, el féretro con los restos del ídolo llegó al aeropuerto de la Ciudad de México donde ya lo esperaba una multitud y el cuerpo de Policía y Tránsito de la Ciudad de México. Al mediodía fue llevado al Teatro Jorge Negrete de la ANDA. El pueblo desfiló para darle el último adiós. Al día siguiente los restos fueron trasladados al Panteón Jardín abanderados por un cortejo de motociclistas del Escuadrón de Tránsito y cientos de vehículos de familiares, amigos y admiradores, así como camiones repletos de ofrendas florales entre una valla humana. Al filo del mediodía el féretro fue depositado en su tumba en medio del silencio, las cámaras de televisión y la voz entrecortada y las lágrimas de Gonzalo Castellot y Pedro de Lille quienes describían la escena como el último adiós al amigo, al hermano, al hijo del pueblo, al ídolo de las multitudes. Desde entonces, cada año, decenas de personas se dan cita en el Panteón Jardín para recordarlo, imitarlo y cantar los temas que inmortalizó.

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