Unas verdaderas artistas del viejo cine


Con ojos de entusiasmo acuden a la memoria para narrar los años de servicio en los viejos cines, algunas como taquilleras, otras de recepcionistas o tras el mostrador de la dulcería, pero siempre joviales, atentas, alegres como si fueran artistas

Por Fernando Navarro

jueves, 19 de mayo de 2016 0:00

Las carteleras cinematográficas que alguna vez se adosaron a varias paredes y marquesinas de las antiguas salas de cine de ciudad Obregón, evocan no sólo la expectativas que se formaban los amantes de la pantalla grande, sino también traen a la memoria pasajes de una ciudad que ya se fue, de una infancia tranquila, de la juventud vivida, del primer amor y, para muchos la fuente de trabajo que dio satisfacción pero que ya se ha ido. Con el cierre de los antiguos cines como el Royal, el Obregón, Cinelandia, California, Máximo, Pitic, Cajeme, Cinéma Obregón 70, Gemelos Obregón y Gemelos Tutuli, entre otros, también terminaron los años de trabajo para muchas personas que, de alguna manera, acompañaron momentos de la vida de tantos cajemenses. Tal es el caso, por ejemplo, de María Jesús Díaz González, quien desde 1958, a los 14 años de edad, inició su trabajo como taquillera en el viejo cine Pitic y diez años después fue la encargada de la primera dulcería que operó en el ya desaparecido cine Cajeme, donde alternó su labor también en la taquilla. Desde luego que María Jesús vivió diversas experiencias con los cinéfilos de la época, pero una de las que en especial recuerda es la referente a la solicitud de los niños asiduos a las funciones sabatinas de matinée, quienes en bola procuraban descuentos para la entrada. Después de varias décadas como cinematografistas la vida unió a más de 35 empleados de las antiguos cines, entre ellas María Antonieta Martínez Gamboa, quien acudió en representación de sus hermanos Adrián, Guillermina y Cecilio. En la actualidad mejor conocida como Mary Martínez, María Antonieta también empezó a trabajar a los 14 años en el cine Cajeme, luego en el Cinéma Obregón 70 para jubilarse como recepcionista en los Gemelos Obregón, donde incluso actuó como Celestina, cuando un joven le pidió entrar sin pagar boleto, sólo para sentarse en el lobby. En el reencuentro de cinematografistas también estuvo Rosa Amelia Ortiz Burgos, quien trabajo 43 años en los cines de Hermosillo. La emoción de estar juntas después de tanto tiempo, provocó que Enedina Romero de Castro, misma que tuvo la fortuna de trabajar en casi todos los cines de Obregón durante 45 años, se entusiasmara a tal grado que recordó las veces en que se sintió artista. Para ellas, igual que para muchos cinéfilos pretéritos, la nostalgia sigue en pie, es vigente y más de una tarde o una noche cualquiera desanda los caminos para asaltar a la memoria entre los fantasmas de edificios que alguna vez proyectaron más que películas, pues generaron ilusiones, aspiraciones y encantos de vivir lo imposible a través de los personajes que se sólo se veían en el cine.

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