Los remanentes del huracán Matthew ocasionaron severas inundaciones en toda North Carolina a medida que la tormenta salía hacia el mar el domingo, mientras cientos de personas tuvieron que ser rescatadas de casas y vehículos. Hasta el momento ha habido 14 muertos por la tormenta en Estados Unidos, la mitad de ellos en North Carolina.
El huracán Matthew fue rebajado el domingo por la mañana a la categoría de ciclón postropical, aunque aún planteaba peligro y descargó más de 30 centímetros (un pie) de lluvia en el estado.
"Mientras amanece en North Carolina y regresa el cielo azul, nuestro estado enfrenta importante destrucción y, tristemente, la pérdida de vidas", dijo el gobernador Pat McCrory.
Ríos y arroyos se desbordaron, obligando a las personas a irse de sus casas o dejando a otros atrapados hasta 160 kilómetros (100 millas) tierra adentro.
Las cifras no oficiales de precipitaciones ya eran abrumadoras: 45 cm (18 pulgadas) de agua en Wilmington, 35 cm (14 pulgadas) en Fayetteville y 20 cm (8 pulgadas) en Raleigh.
McCrory agregó que han realizado más de 800 rescates en agua y que hay cuatro personas desaparecidas en Fayetteville, uno de los poblados más castigados.
"La tormenta no ha terminado para North Carolina", advirtió el gobernador.
En la madrugada, el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos degradó el huracán a ciclón postropical. A las 8 a.m., hora de la costa este del país, la tormenta estaba ubicada a unos 96 km (60 millas) al sureste de cabo Hatteras, North Carolina, rumbo al mar. Todavía tenía vientos con fuerza de huracán, de 120 kmh (75 millas por hora).
Mientras tanto, lugares en el sur de las Carolinas comenzaban a regresar a la normalidad, y con millones de personas aliviadas de que la tormenta no fue la catástrofe que esperaban.
Mucha gente se puso a limpiar, reabrir sus negocios o ir a la playa. La electricidad comenzaba a regresar. Y los tres parques temáticos más grandes en Orlando, Florida, incluyendo Walt Disney World, estaban en funcionamiento.
En la playa de Daytona, el viento arrancó el brillante metal de los laterales y la fachada del conocido Silver Diner, dejando sólo una estructura de madera. Al lado, el escaparate frontal de una tienda de recuerdos había sido arrasado y el tejado estaban destrozados, con trozos de material aislante rosa colgando.
David Beasley, presidente de Insurance Recovery Inc., evaluó los daños y determinó que aunque tuviera mal aspecto, la zona sufrió más daños por los huracanes Charley y Frances en 2004.