Para darnos a nosotros la mejor experiencia al escribir, algo que pareciera no necesita mucha ayuda pero que sin duda se beneficia de los buenos diseños en bolígrafos y lápices. Desde sus inicios una de las empresas más famosas productoras de bolígrafos de tinta fue la aún reconocida Bic.
Esta empresa se dio a la tarea de crear un tipo de bolígrafo accesible a todas las personas de todas las edades que no implicara la difícil tarea de escribir con tintero y pluma sobre una hoja. Con el nuevo diseño de sus bolígrafos todos tenían la posibilidad de adentrarse en el mundo de la escritura. Sin embargo, como aún se trabajaba con tinta para evitar que esta se secara si la persona no utilizaba el bolígrafo con regularidad se tuvieron que inventar unas pequeñas tapas que ocluían el extremo donde la tinta se esparcía.
Sin embargo, a partir de este momento empezaron los problemas de la empresa con sus clientes. Las tapas eran tan pequeñas que algunos padres descuidados daban a sus hijos los bolígrafos y estos, niños traviesos al fin, se tragaban sin querer la tapa del bolígrafo asfixiándose. Algunos niños incluso llegaron a morir por asfixia debido a las tapas de los bolígrafos.
Por supuesto las demandas empezaron a volar por la empresa y poco a poco se veían con las patas en el barro más y más hundidos. ¿Como salir de ese problema de diseño? Muy sencillo: Se le colocó un pequeño agujero a la tapa de los bolígrafos. De esta forma, si algún niño pequeño se tragaba la dichosa tapa el aire aún podría pasar a sus pulmones a través del agujero hasta que los servicios de paramédicos llegaran al lugar.
Además, con la colocación de este agujero se resolvió otro problema de funcionalidad ya que permitía que la tinta dentro del bolígrafo se igualara en presión con la atmósfera y así podría fluir sin ningún problema a cualquier altura, desde un avión hasta en un submarino si así se deseaba, sin que el bolígrafo explotara.
