El deseo de violencia y sangre por parte de los televidentes llegó al extremo en la República rusa de Chechenia, pues sin ningún tipo de inconveniente pusieron a pelear a dos niños en un octágono como parte de la función de MMA (Artes Marciales Mixtas).
Lejos de ser ilegal, la transmisión contó con todos los requisitos de la ley, y era obvio, pues los contrincantes arriba del octágono son nada menos que los hijos de Ramzan Kadyrov, el presidente de la República rusa de Chechenia.
El mandato consistió en incluir a Akhmad, de 11 años, Eli, de 10, y Adam, de 8, en el cartel de peleadores adultos durante el evento ocurrido en Grozny, además la lucha debía ser televisada por todo el país.