Después de los videos virales en los que personas vestidas de payaso sembraban el terror en las calles de Estados Unidos y algunos casos en México, el oficio del joven se volvió peligroso, ya que, al ofrecer su espectáculo en camiones o en la zona centro del Estado, su maquillaje y vestimenta colorida atemorizaba a los pobladores, incluso, las personas le lanzaban insultos y hasta trataban de golpearlo.
Debido al malentendido, su fuente de ingresos se fue en picada, así lo expresó sus esposa a medios locales al asegurar que la gente le tenía miedo y le pedían que no se les acercara.
Sin dinero que llevar a casa, Esteban cayó en depresión por sentirse inútil, así que decidió cometer suicidio tomando una gran dosis de pastillas antidepresivas.