Aún cuando no estamos comiendo, las tripas se mueven. Al tener alimento en el intestino, el sonido puede amortiguarse, pero si sólo tenemos aire, el "rugido" se vuelve más intenso.
Algunas personas tienen más gases que otras. Esto se debe, entre otras cosas, a la cantidad de aire que ingerimos. Sin querer, podemos tragar aire a través del esófago, el cual termina en el estómago. Sucede cuando comemos demasiado rápido o hablamos mientras comemos, lo que causa eructos, hinchazón y rugido estomacal. Se puede minimizar la cantidad de aire que tragamos comiendo despacio y evitando hablar mientras se mastica.
El aire producido dentro del tracto intestinal también puede provocar sonido estomacal. Se debe a una mala absorción de los nutrientes. El ejemplo más común es la intolerancia a la lactosa; cuando falta la enzima lactasa la lactosa no puede ser digerida correctamente. Las bacterias entonces deben descomponer la lactosa, liberando gas. Otros alimentos difíciles de absorber que pueden causar ruido son la fructuosa y los endulzantes artificiales.
