Harper Kurtz de 13 años, viajaba en automóvil con su madre Melissa y en el camino se tomó varias selfies para matar el tiempo.
Un mes después revisaron juntas la sesión de fotos de aquel viaje y se llevaron una terrorífica sorpresa.
En una de las tantas selfies de Harper, descubrieron que detrás de ella se alcanzaba a distinguir la cara de un niño.
Ninguna de las dos daba crédito a tal descubrimiento, pues en el automóvil sólo iban ellas, entonces no encontraban explicación.
Melissa empezó a buscar respuestas y encontró que un año antes en esa misma autopista hubo un terrible accidente de tránsito, donde murió el pequeño.

