Hasta hace 27 años, el mundo se le mostraba en múltiples colores, formas en diversidad, animación caleidoscópica, movimientos en cambiantes direcciones; intacta estaba su capacidad visual; pero la vida le trocó la luz por la oscuridad, perdió la vista pero no el coraje para enfrentar la realidad, ahora siente al mundo, reconoce sus murmullos, lo huele hasta hacerlo propio y transformarlo.
Ahora las texturas son su conexión principal con lo que le rodea, se sabe dueño de sus manos y dirige el tacto para sorprender y hacer aprender a los demás, pues de niño dominó un oficio, lo recordó y rencontró en él una forma de ganarse la vida, de ser útil y de mantener la actitud desafiante ante la imposibilidad que pareciera marcarle el destino.
Con este sistema, mismo que tardó cinco meses en dominar, Alfredo Villaseñor Gámez, quien es miembro de Artesanos Ciegos Sonorenses, ha enseñado a más de 300 personas con discapacidad visual a confeccionar hamacas, trapeadores y escobas; quienes han hecho de este aprendizaje un medio para subsistir y ganarse la vida.
Alfredo Ramírez Díaz, es originario de Michoacán, y desde hace dos años aprendió en Empalme a tejer hamacas; en un viaje por su tierra palpó una red de pescador, registró los nudos y dimensiones en su tacto y ahora elabora redes finas para la captura del camarón.
Mientras que Aarón Villegas Arana, detalló la manera en que logran tejidos tan proporcionados y en combinación de colores.
Don Aarón muestra la capacidad artesanal y con sus dedos entreteje el aire, enreda hilos invisibles, mueve su cuerpo al compas de lo que va sintiendo, gira tablas en las vueltas y desde la aguja como extensión de sí mismo emergen figuras que quien la mira afirma que es una hamaca.