El tiempo sigue corriendo y la historia se sigue contando, a 106 años de la revolución mexicana, los sinaloenses siguen disfrutando del tradicional desfile.
Los mas pequeños, expectantes, con la ilusión, el asombro y la felicidad en el rostro, los mas grandes con un poco mas de prisa.
Desde el balcón impera una tranquilidad aparente, se comentan, sonríen discretamente, aunque es evidente el apremio, la impaciencia, a lo que sigue, el encargo está a punto de terminar y en puerta están otros ofrecimientos, otras aspiraciones....
El rió de personas por la Obregón fluye, los contingentes bajo el insistente sol, dan su máximo esfuerzo por mostrar sus habilidades.
Los de la coordinadora frenan un poco el avance de los contingentes, recuerdan a los asistentes la ausencia de los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa y en sus mantas piden la destitución de Peña Nieto, tras una leve indicación avanzan y la fiesta continúa.
De revolucionario, poco, muy poco se mostró, lo militar casi ausente, la educación y el deporte fueron la base del último desfile del año, el último de las actuales administraciones.