En donde Estados Unidos suponía una supremacía imponente ante los avances científicos de los soviéticos, todo en un contexto que reclamaba al capitalismo como el modelo líder de competencia ante su gran rival, el socialismo. La bandera norteamericana se alzaba sobre la superficie y Neil Armstrong enviaba una de las frases más recordadas de la historia: “un pequeño paso para el hombre, un gran paso para la humanidad”.
A partir de ese suceso se creó una especie de efecto dominó, de repente los niños y jóvenes querían ser como el héroe de la luna y soñaban con la idea de convertirse en astronautas. La idea trascendió como otros tantos clichés de carreras ansiadas –el bombero o policía– y a la par, películas como “2001: odisea espacial” o “Abandonados en el espacio” nutrían la sensación de que el futuro fuera del planeta en realidad podía gestarse y propiciaría la conquista no sólo de un satélite natural, sino de todo un planeta.
Ahora parece que la carrera espacial se fija más en temas comerciales debido a que científicos y empresas alrededor del mundo buscan romper la ficción y quieren empezar a realizar viajes al exterior del planeta. Uno de ellos es Elon Musk –director ejecutivo de SpaceX– quien sueña con llegar a Marte en la próxima década y también está —entre los más destacados– Sir Richard Branson, fundador de Virgin Galactic, y que planea crear el ansiado turismo espacial.
Obviamente la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA, por sus siglas en inglés) no se ha quedado atrás y ha promulgado desde hace años que el hombre por fin llegue a Marte, un objetivo que se ha instalado en los cerebros de la institución estadounidense desde que llegaron a la Luna, pero que ahora, con toda la vorágine tecnológica y el avance de estudios en la materia, se ha fijado como una realidad para el 2030, o al menos eso ha declarado el presidente de la Unión Americana, Barack Obama.
Curioso que pase esto justo cuando una película de Ridley Scott ilustra lo que podría pasar en 14 años. “The Martian” trata acerca de una tripulación que sufre el ataque de una tormenta de arena en Marte, pero uno de ellos logra sobrevivir; Mark Watney –Matt Damon– queda a la deriva valiéndose sólo de sus conocimientos en botánica. El filme puede ser una manera alejada de la realidad pero no, actualmente un grupo de científicos de la NASA –entre ellos Emmanuel Urquieta, el primer mexicano que viajará a Marte– son los elegidos para experimentar en un simulador algo que quizá todos nos hemos preguntado en la vida desde que quisimos ser astronautas: ¿cómo sería estar en el planeta marciano?
Ese cuestionamiento posiblemente fue lo que motivó a Emmanuel Urquieta a cumplir uno de sus máximos anhelos: trabajar en la NASA. El mexicano estudió para médico cirujano en la Universidad Anáhuac, se especializó en medicina aeroespacial y junto con otros tres científicos participa en proyectos para obtener toda la información necesaria antes de enviar a un ser humano a Marte. “Cada simulación que termina es un paso más que damos para poder lograr ese objetivo”, afirma.
La mayor parte de los estudios que llevan a cabo son para determinar el comportamiento del ser humano en un ambiente de soledad y aislamiento total, cuánto afecta psicológicamente al sujeto y qué plan podría gestarse para no maniatar su calidad de vida. El mexicano ha mencionado que un viaje a Marte implica recorrer 54 millones de kilómetros, es decir, hasta 715 días esperando arribar al planeta y la simulación de la que es parte ha logrado realizar las condiciones de este ambiente en 30 días.
Imagina estar en un mundo sin Internet y televisión, no hay ventanas y tampoco luz solar, sólo oscuridad durante 30 días en donde, para sobrevivir, hay que soportar a otras tres personas y hacer plantas que puedan rendir frutos. tales como jitomates. Fue el ambiente exacto que vivió el mexicano durante los meses de junio y agosto —toda una proeza—.
El siguiente objetivo de la NASA es prepararlos para un momento de crisis o una emergencia que pueda salvarles la vida; para eso necesitan mejorar la comunicación, aunque Urquieta asegura que la interacción y el desfase que experimentarían sería sólo de 10 minutos, es decir, todos podremos saber lo que haría la tripulación cada que actualicemos en ese lapso, un sueño realizable para todos los fans de la ciencia ficción.
La humanidad se prepara para descubrir nuevos mundos y un mexicano estará presente para atestiguar la primera exploración del planeta rojo. Él fue elegido entre más de medio millón de personas y está destinado para entrar en la historia, ésa donde figura Neil Armstrong, Yuri Gagarin o el también mexicano Rodolfo Neri Vela. Quizá sea el artífice de una nueva frase que marque el inicio de una era, la consolidación de un sueño y la siempre maravillosa ruptura de paradigmas y ficciones que sólo hemos visto en el cine, el próximo héroe cien por ciento mexicano.
