Recientemente un estudio demostró que si eres muy creativo, probablemente rara vez o nunca piensas en tu propia muerte. Pero si la creatividad no es realmente tu cosa - o incluso si eres un artista profesional depresivo - es posible que desees que esos pensamientos desaparezcan.
En un estudio publicado en el Journal of Consumer Affairs, investigadores examinaron cómo varios participantes veían el concepto de la muerte. El primer grupo fue nombrado los "anticonsumidores", a todos aquellos que rechazan el consumo y reducen la adquisición de vienes materiales y de los servicios mercantilizados. El segundo grupo era todo lo contrario al primero llamado "sobre-consumidores".
En la primera parte del estudio, los participantes tomaron una serie de pruebas diseñadas para medir su frugalidad y materialismo. Después, la mitad de los sujetos escribió un párrafo sobre cómo se sentían acerca de su propia muerte, acompañado de una descripción de lo que pensaban que les sucedería una vez que murieran. La otra mitad, como el grupo de control, completó un ejercicio similar describiendo sus sentimientos acerca de un viaje al dentista. Posteriormente ambos grupos contestaron una encuesta que midió su disposición a gastar dinero en varias compras.
Las personas que no estaban interesadas en comprar no se influyeron mucho en cualquier dirección por los pensamientos de su propia mortalidad. Sin embargo entre los súper compradores, existió una gran diferencia: las personas que gastaban más reflexionaban con más frecuencia sobre su muerte – sugiriendo que los "consumidores excesivos" tienen un bálsamo emocional. O tal vez sólo estaban operando bajo la suposición de que la vida es corta.
