El fanatismo religioso trató de arruinar la infancia de algunos niños que con ilusión pretendían sentarse en las piernas de Santa Claus y pedir sus obsequios como cada año; no obstante, el pastor evangélico David Grisham apareció y arruinó todo.
Grisham de la iglesia la ‘Última Frontera’, llegó a un centro comercial abarrotado de niños llenos de ilusiones y comenzó a gritar que Santa Claus no entrega juguetes a los niños que se portan bien porque no es real.
El fanatismo religioso trató de arruinar la infancia de algunos niños que con ilusión pretendían sentarse en las piernas de Santa Claus y pedir sus obsequios como cada año; no obstante, el pastor evangélico David Grisham apareció y arruinó todo.
Grisham de la iglesia la ‘Última Frontera’, llegó a un centro comercial abarrotado de niños llenos de ilusiones y comenzó a gritar que Santa Claus no entrega juguetes a los niños que se portan bien porque no es real.