Hay dos tipos de personas en este mundo: los que regularmente lavan su taza de café de la oficina, y los que sólo le echan agua (o sólo la guardan en su cajón), que probablemente piensan que el calor en la próxima taza de café matará a los gérmenes o algo así.
Otra excepción a no lavar tu taza es: si tomas el café con crema y azúcar, ya que eso puede causar moho.
De lo contrario, no hay mucho de qué preocuparse: "Si utilizo la taza de café sin lavar, por supuesto, voy a encontrar gérmenes, pero recuerda que la gran mayoría de ellos vinieron de ti.” Explicó Jeffrey Starke del Baylor College of Medicine.
Incluso si bebes de ella mientras estás enfermo, es muy difícil volver a infectarte con la misma taza; ya que la mayoría de los virus no viven mucho tiempo fuera del cuerpo.
Lo que significa que dejar que tu taza viva en tu propia suciedad puede ser una opción más segura que la alternativa b: lavar con la esponja comunitaria repugnante en la cocina de la oficina.