Los recuerdos del Tacuarinero se oxidan junto con un tanque de más de 12 metros de altura en la colonia Vallado Viejo.
Los primeros vecinos de este lugar fueron testigos en su infancia de los múltiples viajes del ferrocarril.
Doña Cruz Lara Angel asegura que este tanque que se niega a desaparecer pese a la indiferencia era el que surtía de agua a la locomotora del Tacuarinero.
Se sostiene de varias columnas grabadas y en lo alto su forma circular se daño luego de que al parecer se robaron varias láminas.
Lo que una vez fue importante para el funcionamiento del Tacuarinero hoy permanece olvidado pero el tren de pasajeros dejó un rastro en Culiacán que se niega a desaparecer.
