La difícil vida de José Alfredo Jimenez


El rey de la música regional mexicana le regaló al país del tequila y el mariachi varios himnos musicales que en la actualidad se siguen disfrutando
La difícil vida de José Alfredo Jimenez

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jueves, 19 de enero de 2017 0:00

De las canciones de José Alfredo Jiménez sabemos cada estrofa y cada palabra, pero de la vida del mítico cantautor pocas veces se habla. El camino a la fama, como para muchos otros, no fue fácil, pero la búsqueda del éxito por parte de Jiménez se distingue por su folclórico trayecto desde mesero hasta jugador de fútbol.

Nacido un día como hace 91 años en Dolores Hidalgo, Guanajuato, José Alfredo Jiménez Sandoval no tuvo la más sencilla de las infancias. Su padre tuvo cuatro hijos con su primera esposa y cuatro más con Carmelita Sandoval, entre los cuales se encontraba el “muchacho de los tristes ojos azules”.



A duras penas logró terminar la primaria, pues ya desde pequeño le gustaba la vagancia, en ese entonces acompañado de su amigo Jorge Gabilondo Patiño, hijo del célebre Crí Crí. A sus 14 años pasó de querer ser torero a cantante y comenzó a escribir sus primeras canciones, las cuales dedicaba a sus animales favoritos. Finalmente a los 18 años se marchó a la Ciudad de México para perseguir su sueño, donde trabajó como mesero en el restaurante yucateco “La Sierra”.

Ahí conoció al trío “Los Rebeldes” y puso a prueba su talento de cantante y compositor. Alternando el canto, pasó también a convertirse en jugador del equipo capitalino Oviedo y después en el Marte, donde desgraciadamente perdió la posición de portero ante Antonio Carbajal, quien luego participaría en cinco Campeonatos del Mundo con la selección mexicana.

Sin embargo, no fue hasta 1950 en uno de sus muchos intentos por pescar celebridades fuera de la radiodifusora XEW, que el cantautor logró que Andrés Huesca aceptara interpretar su canción “Yo”, la primera de muchas que serían interpretadas por grandes cantantes de la época.

Muchas de las canciones de esa época fueron inspiradas por la joven Paloma Gálvez, quién se convertiría en confidente de Jiménez y sería su hombro para llorar tras el desamor que sufrió por una pariente lejana, una maestra normalista a la que su familia le prohibió involucrarse con el cantante/mesero.

De esa historia surgiría el éxito “Ella”, pero lo que empezó como amistad pasaría a ser un lindo cortejo y finalmente boda en 1952, año que Gálvez se convertiría en la principal musa del cantautor. Aunque no por mucho tiempo. José Alfredo siempre fue enamoradizo, y además de los dos hijos que tuvo con Gálvez, tuvo unos cuántos más con otros amores. Después de unos años la pareja se separó, pero a petición del cantante jamás se divorció, a pesar de que éste contrajo nupcias nuevamente (aún se desconoce cómo fue eso posible).



Todavía en 1955 reaparecería en su vida aquella maestra normalista de la que estuvo enamorado, pero en esa ocasión fue él quien la rechazo, no sin antes aprovechar el resurgimiento de ese nuevo romance y con ello componer “Tú y las nubes”.

Su última aparición tras su diagnóstico de cirrosis hepática fue en el programa “Siempre en Domingo”, donde el cantante agradeció a todos “por quererlo por sus canciones”. Se dice que la verdaderamente muerte es el olvido, por ello José Alfredo Jiménez sigue vivo en los corazones de todo México; pues

aquél que le cantó al amor, al desamor y hasta el alcohol que lo llevó a tumba por cirrosis en 1973 “es y seguirá siendo el Rey”.




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