Los cuatro lugares sobrenaturales en México que querrás conocer


Aseguran que México tiene lugares sobrenaturales sorprendentes
Los cuatro lugares sobrenaturales en México que querrás conocer

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sábado, 28 de enero de 2017 0:00

Las carreteras y caminos de México pueden llevarte a cualquier lugar del País que desees llegar e incluso también a aquellos que jamás imaginaste.

Para algunos son cuestiones de otra dimensión, portales que se abren de manera intermitente o en fechas específicas y que guían a los transeúntes a lugares que no aparecen en ningún mapa, pero que quienes han salido con vida juran que existen.

Ya sean pintorescos pueblos atrapados en el tiempo, lugares llenos de glamour que atraen a todo el que se acerque o tierras exóticas ricas en minerales, flora y fauna, los lugares encantados de México existen de voz en voz a través de mitos y leyendas.

En su libro Supernaturalia, la escritora Norma Muñoz Ledo recopila información respecto a éstos fantásticos lugares. Conoce algunos de ellos.

Encanto del Cerro Verde
Los habitantes de Palo Hueco, Veracruz, le tienen gran respeto al Cerro Verde. Ahí marcada por dos pinos se encuentra la entrada a El Encanto, un hermoso lugar hecho de oro y plata que sólo puede visitar aquél que atraviese el umbral cada año el 24 de junio. Sin embargo, por más tentador que sea es recomendable mantenerse alejado,pues todo el que entra muere poco tiempo después. Y aquellos que se atrevan a cruzar la puerta más les vale no tocar ni intentar robar nada o se quedarán atrapados para siempre.




Cueva del Chiquilichi
En el Cerro del Chiquilichi, en Jalisco, hay una cueva muy peculiar. Usualmente es una cueva común y corriente pero el 2 de febrero, Día de la Candelaria, su entrada brilla con un intenso resplandor. Al entrar los visitantes encuentras oro y piedras preciosas, mientras que muy al fondo pueden percibir un aun grupo de personas jugando baraja. Ellos no te prestarán atención, se mueven sumamente despacio y ni siquiera hablan un idioma que se pueda reconocer, pero cuando despegues tu vista de ellos y salgas de la cueva te encontrarás con que las cosas han cambiado, pues cuenta la leyenda que el tiempo en la cueva es diferente y en nuestra dimensión habrán transcurrido ya ¡200 años! Sin embargo, el visitante no envejece.




Ciudad Dorada
Según Muñoz Ledo, cuando le preguntó a los habitantes de Cosalá, Sinaloa, por la Ciudad Dorada las personas sonrieron y contestaron “Algunos hemos estado ahí, pero nadie sabe cómo regresar”.

Dicen por ahí que si eres afortunado al pasear por el cerro de San Nicolás te puedes topar con un hombre vestido con una túnica dorada quien te guíe a través de túneles y pasadizos a la ciudad encantada, una hermosa metrópoli llena de lingotes de oro que las personas han ido a esconder ahí y que se encuentra rodeada por un cristalino acueducto subterráneo. El ser le explica a los visitantes sobre los principios de los habitantes de la Ciudad Dorada, quienes no valoran el oro sino lo que han construido y les da a beber una pócima verde que les provoca sueño y les borra la memoria para que jamás puedan regresar. Al despertar las personas siempre encuentran una minúscula nota que explica que han tenido el placer de conocer el sitio sagrado y que esperan algún día la humanidad sea tan pura para no albergar codicia alguna y poder entrar libremente al lugar.




El pueblo de la mentira
Este lugar es muy difícil de encontrar, ya que aunque se sabe que se encuentra en la península maya constantemente cambia de lugar. Así como puede aparecer un día en Campeche, puede estar al siguiente en Yucatán y después en Quintana Roo. Lo que sí se sabe es que se llama Tuús, que en maya significa “mentiras”.

Esto es porque ahí todo está diseñado para engañar al visitante. Por ejemplo, cuenta la leyenda que un hombre llegó al pueblo y maravillado por su belleza decidió buscar esposa y establecerse ahí. En ese momento conoció a la mujer más hermosa que jamás había visto e impresionado le pidió matrimonio. Ella aceptó con la condición de que casaran ese mismo día y así fue, pero llegada la noche de bodas la mujer se quitó un ojo, después las pestañas, la peluca, los senos, los dientes y se despintó las cejas. Horrorizado el hombre salió corriendo y detrás de él el hermoso lugar fue desapareciendo.




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