El 17 de marzo se conmemora la muerte de San Patricio, un misionero y evangelizador considerado el introductor del cristianismo en Irlanda. Si bien inició como una fiesta religiosa, en 1903 se convirtió en el día nacional de ese país y gracias a las migraciones irlandesas se expandió a otros países, entre ellos Estados Unidos y Argentina.
Probablemente ya te habrás dado cuenta que dicho día las personas suelen vestir de verde, usar tréboles como símbolos y sombreros de duendes ¿pero qué tiene qué ver esto con San Patricio? Bueno, cuenta la leyenda que el misionero utilizaba el trébol verde de tres hojas para explicar a los grupos paganos la Santísima Trinidad. Así es, para él era una forma gráfica de transmitir el mensaje de que el Padre, Hijo y Espíritu Santo son tres elementos diferentes y a la vez uno mismo. De ahí, que el trébol se convirtiera en una símbolo nacional y en una costumbre para este día en particular.
En cuanto a los duendes, Irlanda es bien conocido por tener su propia variedad de estas criaturas: los leprechauns, pero su relación con la festividad se remite a la leyenda que conforme San Patricio iba ganando adeptos cristianos un grupo de monjes paganos envió una maldición de estos duendes a acosar la iglesia y a sus miembros. Se dice que cansado de las fechorías de los duendes San Patricio realizó un exorcismo en el que los desterró de la iglesia para siempre. Por ello este día es común que las personas se disfracen de duendes y hagan travesuras.
En México, la tradición es diferente, pues la fiesta no llegó como parte de la migración sino que es una celebración completamente independiente. Lo que se celebra en nuestro país este día es al Batallón de San Patricio, una unidad militar compuesta por inmigrantes europeos, muchos de ellos irlandeses desertores del Ejército estadounidense, que lucharon junto al Ejército mexicano contra la invasión de Estados Unidos entre 1846 y 1848. Usualmente se realiza un pequeño desfile en la Ciudad de México, pero el ambiente festivo no se compara con el de otros países con grandes comunidades de inmigrantes irlandeses.
Como dato curioso, el verdadero nombre de San Patricio era Maewy Succat y en realidad era escocés. A sus 16 años fue secuestrado por piratas irlandeses que lo llevaron a ese país como esclavo durante seis años. Finalmente logró escapar a Francia donde se ordenó como sacerdote y se cambió el nombre a Patricius para después regresar a la tierra que tanto lo vio sufrir para predicar el evangelio.
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