Su última hazaña fue pasar una semana dentro de una roca de 12 toneladas en el museo Palacio Tokio de París, donde estuvo encerrado desde el 22 de febrero.
De acuerdo con él su objetivo era “experimentar la temporalidad del reino mineral” y por ello permaneció en un hueco con la forma de su cuerpo sentado. El hoyo fue lo suficientemente grande como que le entrara aire por distintos agujeros. Además, Poincheval recibió agua, sopa y carne deshidratada durante su prueba. Todos sus mínimos movimientos fueron captados con una cámara infrarroja para gusto de los espectadores.
Finalmente, después de 7 días trabajadores del museo separaron las dos mitades de la roca y Poincheval salió de ella, como si fuera un renacimiento.
Como mencioné, Poincheval se especializa en pruebas de resistencia en solitario. En una ocasión pasó 13 días dentro de un oso disecado (al parecer no sufre de claustrofobia ), y ya anunció que en su próximo performance intentará empollar huevos.
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