El cuerpo de dos personas que murieron petrificadas bajo la lava y la ceniza que salieron del Monte Vesubio en el año 79 después de Cristo y que fueron descubiertos hace 100 años son mundialmente conocidos como "Los amantes de Pompeya".
En primer momento se pensó que se traba de un hombre y una mujer, para más tarde ser desmentido por la comunidad científica quien dictaminó que se trataba de dos mujeres, pero ahora, una nueva revisión revela que en realidad se trata de dos hombres.
Los estudios antropológicos y los análisis de ADN realizados recientemente han revelado que ambos jóvenes tendrían entre 18 y 20 años al momento de su muerte.
Se investigó además si ambos tenían una línea de parentesco, sin embargo no ha sido posible demostrarlo.
Fue Massimo Osanna, director de las excavaciones en aquel lugar quien ha explicado a Il Corriere del Mezzogiorno que los análisis se llevaron a cabo por medio de la reconstrucción de la secuencia de ADN de muestras de un diente y fragmentos óseos, previa limpieza y pulverización. También se ha realizado un TAC (tomografía computerizada).
Los cuerpos de los jóvenes no quedaron preservados a lo largo de los años, sino que son el resultado de un genial método inventado por el arquéologo Giuseppe Fiorelli en 1858. Fiorelli descubrió en los restos de Pompeya una serie de huecos entre la lava petrificada y pensó con acierto que en ellos debía haber estado los cadáveres de los ciudadanos que quedaron atrapados por la explosión. El científico rellenó dichos huecos con yeso líquido, que al endurecerse tomaba la misma forma que los cadáveres, creándose así moldes casi perfectos.
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