Un día antes de que concluya la Semana Santa, así se vivió el ambiente en Ciudad Obregón.
Chicos y grandes disfrutaron de alimentar a los patos, de admirar la belleza de la Laguna del Náinari, de la adrenalina en la tirolesa, degustando la gastronomía de la Laguna con los cocos, raspados y frituras o paseando en lancha.
Miles de familias no solo del municipio sino de otras partes de Sonora, México y Estados Unidos decidieron pasar el último día santo en la Laguna del Náinari en Familia.
Algunas por primera ocasión, otras de manera recurrente, pero todas disfrutaron de la gastronomía que los comercios de la Laguna ofrecen al visitante en un ambiente de tranquilidad que invita a la contemplación.
A escasos 200 metros, el lugar por excelencia para el deleite de niños, el Parque Infantil, ya tenía desde temprano a cientos de visitantes que disfrutaban de las áreas acuáticas, el tobogán aperturado desde el pasado miércoles y el chapoteadero. Paseo que muchos disfrutaron posterior a las ceremonias religiosas, aunque no todos cumplieron.
Los juegos mecánicos, el golfito, la arboleda entre otros atractivos pudieron ser disfrutados a plenitud por las familias procedentes tanto del Valle del Yaqui como de la zona urbana, siendo el gran ausente el tradicional trenecito, que días atrás se había descompuesto.
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