Por quinta ocasión en la historia de la frontera entre México y Estados Unidos, la valla metálica que divide Tijuana, Baja California, y San Diego, California, se abrió para que familias divididas por las leyes migratorias, se reencontraran.
“Es algo muy significativo porque todo el mundo ve lo que paso el día de hoy, que el amor no tiene fronteras, eso puede ayudar a la política entre México y Estados Unidos, es muy significativo”, dijo Enrique Morones, fundador de la Asociación Ángeles de la Frontera.
Cada fin de semana, en la malla fronteriza, a través de orificios de apenas un centímetro de diámetro, familias que han dejado de verse por años, conviven nuevamente.
Con motivo del Día del niño, la Patrulla Fronteriza autorizó la apertura de esta puerta, que permitió que seis familias pudieran convivir durante tres minutos cada una.
Después la puerta se cerró, las familias se separaron otra vez y cada quien regreso a su país.
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