El imperio Mexica ocupaba gran parte de lo que hoy es México, y dicha administración contaba con funcionarios que le eran leales al Tlahtoani, a pesar de tener una administración tan grande.
Aún así, más de alguno tuvo la intención de abusar de su posición y cometer actos de corrupción, sin embargo, los mexicas tenían regulado el asunto.
A los futuros gobernantes mexicas se les educaba para respetar a la comunidad. De hecho, una expresión para referirse al pueblo es “in cuitlapilli in atlapalli” (el ala, la cola), lo que significa que si el dirigente es la cabeza de un ave, nunca podría volar sin la ayuda de su cola y sus alas, siendo estas el pueblo.
Los que cometían actos de corrupción eran castigados con duras penas:
Los nobles 'pipiltin', merecían la pena de muerte si robaban dinero de los impuestos. Los recaudadores eran conocidos como 'calpixques' y eran asesinados si cobraban de más a los habitantes del imperio solo para lograr enriquecerse. También eran castigados con la pena de muerte los jueces que recibían sobornos.
La civilización mexica era una civilización militarizada y la obediencia y educación eran valores fundamentales, por eso sus castigos eran tan severos.
Ya que no sólo se castigaba la corrupción, también se educaba para prevenirla. Los huehuetlahtolli (la palabra de los viejos) son discursos que se daban a los jóvenes y en muchos de ellos se resaltan valores como la obediencia, la sobriedad, la rectitud y la honestidad.
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