Mazatlán: la primera ciudad bombardeada de América


El hermoso puerto sobrevivió a la Revolución
Mazatlán: la primera ciudad bombardeada de América

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martes, 23 de mayo de 2017 0:00

La primera vez que los mazatlecos vieron un avión, éste les trajo propaganda constitucionalista durante la Revolución Mexicana. El “pájaro metálico” sobrevoló el puerto y lanzó los panfletos que fueron recibidos con asombro y alegría por la población.

Pero la segunda vez que el cielo de Mazatlán tuvo por compañía a una de esas “máquinas voladoras”, el resultado fue aterrador: una fuerte explosión trajo gritos y… muerte.

El 6 de mayo de 1914, una bomba aérea tocó por primera vez suelo americano y para la desgracia de los mazatlecos fue en su hermoso puerto.

Quienes son de Mazatlán probablemente han escuchado la historia anteriormente, es un relato que se ha pasado de generación en generación, algo que no se olvida por su relevancia histórica, ya que no sólo fue la primera bomba aérea lanzada en América sino tan sólo la segunda en el mundo, después de la lanzada en Trípoli, Libia, durante la guerra ítalo-turca en 1911.

Los aviones fueron una invención revolucionaria, sobre todo al utilizarse con fines bélicos, primero como elementos de exploración y después como armas, por lo que durante la Revolución Mexicana el ejército constitucionalista no se quedó atrás y en abril de 1913, el general Álvaro Obregón, quien era jefe de las fuerzas carrancistas en el noroeste, mandó comprar un aeroplano en Los Ángeles, por el cual simpatizantes constitucionalistas pagaron alrededor de 5 mil dólares, según una publicación del periódico El Imparcial de ese año.



El biplano, que fue nombrado “Sonora” por ser donde se ensambló, elevó de inmediato el espíritu de combate de las fuerzas rebeldes en la región; con él los constitucionalistas superaban a los federales en dominio del espacio aéreo. Su primer vuelo consistió en actividades de espionaje y después inició la repartición de propaganda aérea, algo que nunca antes se había visto.

Así en 1914, los mazatlecos que vivían prácticamente presos en su propio puerto, ya que éste se encontraba sitiado por los constitucionalistas, bajo el mando de los generales Ángel Flores y Juan Carrasco, recibieron la visita del “Sonora” con emoción, impactados por su tecnología.

De acuerdo con cronistas, familias enteras salían de sus casas para ver sus evoluciones y tratar de obtener lo volantes de propaganda, mientras la policía se dedicaba a decomisar los papeles que caían.

El 6 de mayo, la misión del “Sonora” era una completamente diferente. Poco después de las 8:00 horas el biplano levantó vuelo con la intención de bombardear el Fuerte Rosales, ubicado en la cima del Cerro de la Nevería. El avión, piloteado por el Capitán Gustavo Salinas, llevaba a bordo dos rudimentarias bombas de dinamita, carbón, recortes de acero y clavos envueltos en piel de cerdo húmeda, que al secarse proporcionaba la consistencia necesaria para la explosión.



Sin embargo, durante una maniobra el biplano se sacudió y el copilado Teodoro Madariaga, quien se encargaría de arrojar las bombas, soltó una de ellas antes de lo previsto, impactando así un área civil entre las ahora calles Carranza y Carnaval.

De acuerdo con un portal local, cronistas recolectaron el testimonio de un niño que presenció el bombardeo:

“Dijo que mientras jugaban en las calles cercanas al lugar del hecho, vieron que del aeroplano que sobrevolaba la ciudad cayó un bulto negro. Creyeron que era un bulto de propaganda en favor de la Revolución y corrieron hacia el lugar en el que creían que iba a caer.  Fue así como escucharon el estruendo y vieron los cuerpos de las personas que mató la explosión”, dice un artículo publicado en la página Amigos de Mazatlán.



En el trágico incidente murieron cuatros personas y hubo múltiples heridos, en su mayoría ancianos, mujeres y niños. En sus misiones el “Sonora”, también bombardeó dos cañones navales ocasionando varias bajas al ejército huertista, pero a mediados de ese mismo mes sufrió un capotaje al aterrizar y fue destruido, marcando así el final de la “Flotilla aérea del Cuerpo del Noreste”.

Se dice que es “un orgullo ser de Mazatlán”; sin embargo, en este caso ser los primeros no es motivo de celebración. El hermoso puerto sobrevivió a la Revolución y pasó a la historia, entre muchas otras razones, por este triste episodio, el cual algunos han preferido olvidar, otros conservar.

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