“Querida Alice:
¿Me puedes explicar por qué demonios los japoneses están tan interesados en el tipo de sangre? No puedo decirte cuántas veces me he encontrado en una situación social normal y alguien me ha preguntado si soy tipo O, o lo que sea. No me molesta, pero es una pregunta rara, especialmente si es alguien que acabas de conocer. Y siempre se lo toman a pecho cuando digo que no sé, pero ¿por qué habría saber mi tipo de sangre? Siempre he sido una persona saludable”.
Así inicia un artículo de la columna “What the heck is that”, escrita por la periodista Alice Gordenker, en el periódico The Japan Times.
Y es que para todos aquellos que no vivimos en Japón o no contamos con amigos japoneses el hecho de que alguien nos pregunte nuestro tipo de sangre puede parecer, en efecto, sumamente extraño; sin embargo, los japoneses creen en algo llamado “psicología de la sangre” o “teoría japonesa de la personalidad de la sangre”, la cual señala, tal y como su nombre lo indica, que los rasgos de la personalidad son definidos por el tipo de sangre de cada quien.
Esta idea no es nada nuevo, al contrario. Es una vieja creencia utilizada en Europa, entre 1910 y 1920, para demostrar la superioridad de algunas razas. En Japón se esuchó a hablar por primera vez del tema en 1927 cuando Tokeji Furukawa, un profesor de la Escuela Normal Superior de Mujeres de Tokio publicó su “Estudio del Temperamento y Grupos Sanguíneos”, el cual se basó en una muestra para nada significativa de sólo 11 personas, casualmente familiares del investigador.
Cualquiera pensaría que en un país donde el rigor científico es de gran importancia dicha teoría no penetraría en la psique de la población, pero en una cultura en la que se hace énfasis en la tradición hereditaria a través de lazos sanguíneos la idea no pareció para nada descabellada. De hecho, en los 70s tuvo su primer gran auge con la publicación de una serie de libros al respecto por Mashaiko Nomi; después a principios de la década de los 2000 vino su gran boom gracias a la emisión de más de 70 programas de televisión dedicados al tema.
Fue precisamente en ese entonces cuando surgió por primera vez la “burahara” o discriminación en base al tipo de sangre, pues algunos tipos se veían beneficiados con características más positivas que otros. Por ejemplo, las personas tipo A son consideradas organizadas, trabajadoras, estables, perfeccionistas y consideradas; las tipo O
supuestamente son de carácter despreocupado, relajadas, amigables, organizadas y seguras de sí mismas; mientras que las B son tachadas de extrovertidas, efusivas, egoístas, curiosas y liberales, y las AB de excéntricas, tímidas, apasionadas e impulsivas.

Está de más decir que en una sociedad conservadora como la japonesa muchos de los rasgos de los tipos B y AB no son bien vistos, y según especialistas esto tiene que ver con la forma bastante equilibrada en la que los grupos sanguíneos se dividen en la población japonesa, pues de acuerdo con estadísticas 40 por ciento de la población es tipo A, 30 por ciento tipo O, 20 por ciento tipo B y sólo 10 por ciento tipo AB.
Así, el grupo más afectado es el B, pues los AB son tan pocos que rara vez una persona se topa con alguien de este grupo sanguíneo.
“He experimentado un poco de burahara en mi vida”, dice Kanae Nakamine, colaboradora de la revista electrónica Tofugu, escrita por japoneses que abordan temas de la cultura japonesa en inglés para compartirlos con el resto del mundo.
“Mi tipo de sangre es B, el que tiene mayor desventaja en Japón. Las personas tipo B son consideradas egoístas y poco cooperativas. También somos vistos como creativos y apasionados, pero generalmente estas buenas cualidades son opacadas por las negativas.
Cuando le digo a alguien que soy tipo B suelen ignorar lo bueno y hacerme comentarios como:
あーそうだよね!わかるわかる!めっちゃBっぽいもん。(Oh, ¡lo sabía! Puedo notar que eres B porque eres tan del estilo)”.
A lo que la escritora se refiere es a la implicación de que por ser B las personas buscan en ella los aspectos negativos que se relacionan con dicho grupo sanguíneo, ignorando por completo sus características positivas.

En su mayoría, la burahara es inofensiva, pues usualmente los japoneses se interesan en el tipo de sangre de la misma manera que algunas personas se interesan en los signos zodiacales, creyendo que así pueden conocer mejor a una persona o incluso que ciertos tipos son más compatibles amorosamente que otros. Desafortunadamente, existen
algunos pocos extremadamente creyentes que consideran el tipo de sangre a nivel laboral o educativo, como criterio para reclutar algún empleo o parte de un examen de admisión de universidades.
Para evitar que esto siga sucediendo, el gobierno japonés ha solicitado a empresas omitir preguntas relacionadas con el tipo de sangre en entrevistas o aplicaciones de trabajo. Aún así, existen quienes continúan dicha práctica, así que recuerda si alguna vez acudes a una entrevista en una compañía japonesa no es obligatorio responder a esa pregunta, pues incluso si quien te entrevista no es japonés puede que sea una política cultural de la empresa.
Lo mejor es simplemente decir que desconoces tu tipo de sangre, de esa manera evitarás ser estereotipado o peor discriminado.
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