Chris Smelcer no puede creer lo que está viendo, se nota en su rostro, en sus ojos y boca abierta. Observa todo a su alrededor sin decir una palabra para posteriormente soltar un sentido ¡Dios mio!.
Desde que nació sufre un desorden genético de visión que le impide ver los colores como una persona con visión normal, por ello el día de su aniversario, fue a celebrarlo con su familia al campo. El regalo que le hizo su mujer seguro que es el mejor que le han hecho nunca: unas gafas especiales, que permite a quienes sufren este desorden ver los colores como cualquier persona.
Nada más ponerse las gafas, Chris se sorprende como si fuera un niño. Todo le parece nuevo. No puede creer cómo es el rosa que lleva su mujer y alucina cuando se fija en el color tan azul de sus jeans. Pero lo más emocionante es cuando mira hacia la arboleda que tiene justo detrás. Se queda sin palabras, y la emoción comienza a aflorar. Al final, Chris no puede contener las lágrimas y va a abrazarse con su mujer por el mejor regalo que pudieron hacerle: el color.
Con información de europapress
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