¿Cuál es la diferencia entre practicar pole dance y pole fitness? ¿Qué hay de malo con querer apropiarse de tu sensualidad como mujer y moldear tu cuerpo al mismo tiempo? Y finalmente, ¿quiénes somos los demás para juzgar algo que desconocemos?
Cuando entré al estudio Vertical Fitness, creía tener una noción de lo que me esperaba: tubos y acrobacias, qué más ¿no? Jamás he sido prejuiciosa de la disciplina, porque eso es lo que el pole fitness es, una disciplina que requiere mucho esfuerzo y dedicación; sin embargo, debo admitir que ignoraba la profundidad de su desempeño.
Bastó una hora de ver practicar algunos movimientos y charlar con un grupo de voluntarias para hacerme ver que, si bien no estaba equivocada respecto al esfuerzo que requiere, estaba totalmente ciega ante el proyecto emocional que implica ser parte de esa comunidad.
Una pared con escritos que dicen “Nunca dejes de soñar” y “Aquí hay amor” fue lo primero que noté, mucho antes que los mismos tubos, pues me llamó la atención que no fueran las típicas frases motivacionales que uno suele encontrar en un gimnasio.
Así, inició mi encuentro con Zulema De La Vega, una de las instructoras y fundadoras del estudio, gracias al contacto con ella, me esperaban cuatro voluntarias dispuestas a compartir su experiencia; sin embargo, jamás imaginé encontrarme con testimonios tan profundos.
“Nuestro proyecto no es sólo lo físico, va más allá, es de adentro hacia afuera, lo espiritual, lo mental”, comentó Zulema, quien antes de abrir este estudio llevaba 11 años formándose como instructora de gimnasio, algo muy diferente a la disciplina que practica actualmente.
Tal vez esta sea la razón por la cual curiosamente la mayoría de las alumnas en Vertical Fitness son madres de familia, amas de casa, profesionistas y mujeres de edad más avanzada y no jóvenes de entre 18 y 25 años.
“Comprendemos no nada más a las mamás sino también a las profesionistas, sabemos que son mujeres muy plenas que en el día se parten en mil roles y al cruzar esa parte les decimos que esta hora es para ellas, para enfocarse en ellas, en su mente, en su cuerpo y espíritu”, dijo Dorita De la Vega, hermana de Zulema y cofundadora del estudio.
“El pole fitness me ayudó a salir de mi depresión”
Como actividad física, el pole fitness ayuda a moldear el cuerpo de una forma femenina, personalizada a cada forma, pues trabajas con tu propio peso lo que ayuda a definir músculos; pero el trabajo emocional que estas chicas llevan a cabo va mucho más allá, es sobre todo una terapia de autoestima.
“Yo estaba pasando por un momento muy difícil, una separación y estaba muy mal, muy triste, así que una amiga me invitó a venir para distraerme”, comentó Aracely, de 35 años, quien inició pole fitness al terminar su matrimonio de 8 años.
“Al principio siempre venía bien temerosa, insegura, con pena, pero poco a poco me fui desenvolviendo y tomando seguridad y aquí estoy todavía”.
Aracely vivió lo que ninguna mujer quisiera vivir, un rompimiento de una relación duradera aparentemente estable en la que construyó una familia. El dolor de una separación puede, como muchas mujeres saben, consumirte al grado que una llega a perderse y se ve obligada a buscar algo, lo que sea, para mantenerse a flote. Para ella, esto fue el pole fitness.
“Hubo unos meses en lo que yo salía de aquí bien contenta y me decía a mí misma ‘voy a salir adelante, sí puedo”, expresó con lágrimas en los ojos, pero orgullosa de sus logros.
Sin embargo, a pesar de que esta actividad la hacía feliz y las personas que la rodeaban notaban mejoría en su estado de ánimo, el prejuicio a la disciplina se mantenía y Aracely tuvo que lidiar con ello.
“Cuando se enteraron algunas amigas, me decían que ahí andaba en el tubo, o cuando subí una foto y me comentaron si ya me había ido de teibolera, pero sabes qué… ya no me importa, yo me siento muy segura de mí”, comentó despreocupada.
No hay nada de malo en sentirse sexi
Si bien es cierto que el pole fitness se encuentra muy lejos de parecerse a la actividad que uno asocia como denigrante para las mujeres, tampoco puede separarse de las bases de ella: la sensualidad.
El pole fitness ha llegado para empoderar a todas esas mujeres que quieren hacer algo diferente, que quieren apoderarse de su cuerpo, amarlo, moldearlo, pero también sentirse sexis rompiendo el taboo de lo erótico y practicando algo que tal vez en cuartos oscuros se realice para un hombre, pero aquí lo hacen para ellas, para reconectarse con su lado fuerte, femenino y, sí, por qué no, sensual.
“Yo acababa de tener a mi bebé y la verdad estaba buscando algo para mí, quería verme mejor, pero sobre todo quería sentirme sexy”, expresó Zayre, de 34 años, quien lleva cerca de un 1 año 8 meses practicando pole fitness.
“Ser mamá es hermoso, pero a veces necesitas algo que te haga sentir como mujer y no sólo como mamá. Para mi venir aquí me ayudo a eso a volver a sentirme agusto con mi cuerpo y pues para mi esposo mejor, porque ve que me siento bien y más segura”.
El taboo de lo erótico, lo sucio o denigrante se va perdiendo conforme las chicas van ganando seguridad en sí mismas y viendo los resultados de la disciplina, lo cual se ve claramente reflejado en la forma en que portan los shorts de licra necesarios para practicarla.
“Para muchas eso es un logro, porque ellas jamás se animarían a salir así, pero entonces hay que aprender a valorar esas partes de tu cuerpo que no son perfectas y son lo que te hacen ser ahora. No importa que no sea un cuerpo perfecto, lo importante es que te sientas dueña de ese cuerpo, que lo abraces, lo cuides y te sientas orgullosa de él”, comentó Dorita, quien antes de abrir el estudio se había desenvuelto en el área de baile.
Una actividad para todas las edades
Después de escuchar los testimonios anteriores, ya me encontraba bastante sorprendida. ¿Podía ser que algo que desde el punto de vista de un hombre es considerado vulgar, desde la perspectiva de la mujer era una forma de empoderamiento?
Creí que nada iba a sorprenderme más, después de escuchar historias de mujeres casadas que escondían la disciplina a sus maridos, de chicas como Aracely que habían salido adelante en momentos difíciles gracias a la actividad o como Zayre que había decidido recuperar su sensualidad y adueñarse de nuevo de su cuerpo. Sí, creí que lo había escuchado todo, hasta que conocí a Charys.
Una mujer de estatura pequeña, brazos y piernas firmes, de espaldas podías notar su esbelta figura producto obviamente del ejercicio. Su rostro con una gran sonrisa, de actitud desinhibida a diferencia de las demás, y sí unas cuantas arrugas, pero la verdad no podía adivinar su edad… y si lo hubiera intentado, habría fallado ¡por mucho!
Ella había practicado muchas otras disciplinas deportivas antes, zumba, spinning, gimnasio, lo que quieras mencionar, Charys se había aventado a conocerlas todas, por ello cuando a sus 48 años se enteró de las clases pole fitness no fue diferente.
“Nunca tuve problema con el prejuicio de que fuera algo malo, pero sí me decían ‘¿a tu edad… te vas a animar? ¿Crees que vas a poder realmente? Y yo dije ‘pues vamos a ver’ y sí, sí pude”, expresó con gracia, ahora a sus 50 años.
A pesar de los cuestionamientos ella se animó a probar algo diferente y el resultado en su actitud se ve reflejado en ese aire despreocupado que la caracteriza.
“Entré con la cosita medio tímida en cuanto a la parte de la sensualidad, pero poco a poco me fui sintiendo mejor. Yo nunca he tenido baja autoestima, pero desde que estoy aquí me doy cuenta que socialmente en mi vida fuera del estudio me animo más a interactuar y hacer cosas que antes jamás habría hecho”.
Yo seguía impactada, porque sin pena alguna puedo asegurar que Charys tiene mucho mejor cuerpo que yo a mis 30 años, pero lo que más me atraía durante su entrevista, era su personalidad: alegre y jovial. Así que no pude evitar preguntar si acaso esta actividad, además de tener sus beneficios físicos rejuvenecía el espíritu.
“Yo creo que eso cada quien, pero yo claro que me siento muy joven, yo creo que sí me rejuvenece como no”, dijo soltando una gran carcajada.
De acuerdo con las entrenadoras, los cambios en tu cuerpo si practicas pole fitness de manera constante se pueden empezar a notar desde las primeras dos semanas; sin embargo, el cambio de mentalidad, de llegar a sentirte completamente cómoda y orgullosa de tu cuerpo es algo que cuesta un poco más, pero sin duda es el mayor beneficio que esta actividad te puede dar.
“El pole te va cambiando, te vas sacudiendo todas las malas vibras de gente que no sabe de lo que está hablando”, dijo Dorita.
“Es bien padre decir ‘no me importa su opinión, porque esto a mí me hace feliz, a mí me da resultados físicos, me llena el espíritu, me da amistades, un sentido de equipo, me da valor como mujer y me hace pararme y decir exactamente eso, soy una mujer y decirlo orgullosa hasta de mis imperfecciones”.
Al final de la charla salí del estudio con varias ideas en mi cabeza, entre ellas algo que las mismas instructoras me comentaron. No cabe duda que “el conocer es poder”, porque hasta hace una hora antes mi idea del mundo del pole fitness era totalmente diferente: pensaba en lo difícil de sus ejercicios, creía que alguien con mi edad y peso tal vez jamás podrían llegar a hacer los ejercicios, y, sobre todo, jamás se me hubiera ocurrido que algo que pudiera ser tomado como un juego para muchos pudiera significar tanto para algunas mujeres.
Tal vez sea momento de perderle el miedo y treparme al tubo…
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