En su mirada siento que Paula ha pasado por tantas pruebas de fe que, sin saber mucho de ella, estoy seguro que Dios tiene un propósito muy grande para su familia, esa misma que se abrazó y lloró después de lograr algo que para muchas personas podría ser un imposible: recibir la bendición del papa Francisco para su hijo Santiago Salazar Jaramillo, quien, dice, sufrió de síndrome de muerte súbita infantil y quedó con parálisis en su cuerpo y cerebro.
Al respecto y teniendo en cuenta que este síndrome, como su nombre bien lo dice, "no es más que un fallecimiento repentino e inesperado de un niño aparentemente sano" y, en este caso, Santiago sobrevivió, algunos médicos dicen que lo que le pudo ocurrir fue un paro cardiorespiratorio que dejó secuelas irreparables. "Eso se llama ALTE (Episodio de Aparente Amenaza para la Vida). Creo que hizo un paro porque el ALTE no alcanza a dejar secuelas", comenta Rafael Méndez, médico pediatra.
Terminó la misa campal en el aeropuerto Olaya Herrera de Medellín y el papa Francisco se dirigía a tomar el vehículo que lo llevaría hasta el seminario Conciliar en el centro oriente de Medellín. Habían varios cordones de seguridad, pero Paula y su esposo tenían un sueño por cumplir: llegar a recibir la bendición para su pequeño.
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