Caifanes es sin duda el grupo de rock en español más importante en México, pero no solo es una banda, Caifanes representa una generación que ha vivido crisis económicas, la evolución política, los cambios democráticos, la violencia generada por el narco y las catástrofes; incluso ellos mismos como organización se separaron para andar cada quien su camino y retornar años después, para continuar el viaje.
Y si bien Caifanes, es un icono de la generación "X" mexicana, que logró múltiples cambios en este país y que de alguna forma inicia ya su relevo generacional, el mensaje de sus música sigue vigente y penetra en las nuevas generaciones, conjuntando públicos que se dividen en quienes escuchan sus canciones con nostalgia de una juventud que se fue y de los que aprenden a descifrar los mensajes como una novedad que se grita desde el escenario y que conecta a los jóvenes, los adolescentes incluso.
¿Es que acaso los dioses ocultos, siguen estando ocultos para los mexicanos?, ¿o bien la célula que explota sigue explotando en el corazón de una nación de guerreros? quizás si, quizás sea ese viento que acarició la cara de las cientos de personas que se conjuntaron este sábado en Culiacán, lo que permitió revivir y vivir la expresión de una banda que grita mensajes aparentemente sin conexión, pero que llegan al corazón y que peinan el alma, que purifican el alma, volviéndonos eternos en conjunción.
La noche que se vivió este sábado en Culiacán, fue una noche donde todos los gatos eran pardos, donde se gritó con furia, una advertencia a quienes lastiman a este país recordándoles así "que perro que ladra no muerde", y que ahí estaban las generaciones unidas si era necesario para clavar los colmillos, y defender el espacio que ha costado recuperar.
Las gotas frías de una lluvia intermitente despertaron a los presentes del éxtasis del Caifan, se encendían las luces ya no eran los dioses ocultos ahora eras tu...
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