El Presidente Donald Trump informó el día de ayer que la crisis de opioides de Estados Unidos es una emergencia de salud pública, en un intento por redirigir los recursos federales y flexibilizar regulaciones para combatir su consumo.
"De manera efectiva a partir de hoy (ayer), mi gobierno declara la epidemia de los opioides como una emergencia de salud pública", anunció el Presidente en un acto de la Casa Blanca.
El mandatario de la Unión Americana calificó la situación como "una vergüenza nacional" y una "tragedia humana. Vamos a superar la edición en Estados Unidos".
Funcionarios afirman que la decisión ayudaría a combatir el consumo de analgésicos recetados, fentanilo y heroína, al expandir el acceso a tratamiento y elevar el personal del Departamento de Salud y Servicios Humanos para la colaborarle a los estados a abortar la epidemia, entre otros cambios.
Se esperaba que el Mandatario cumpliera con una promesa que hizo en agosto y declarara "emergencia nacional" las adicciones a los analgésicos, lo que permitiría destinar a la lucha contra este problema el dinero del Fondo Federal de Ayuda en Casos de Desastre, el mismo que se usa para tornados o huracanes.
En una llamada con la prensa, altos funcionarios indicaron que esa opción fue descartada porque los fondos para desastres a largo plazo, no sirve para hacer frente a un mal como las adicciones.
En vez de una "emergencia nacional", el Presidente tomo la decisión de declarar una "emergencia de salud pública", de modo que no se destinarán nuevos fondos a la lucha contra los opioides; sin embargo, se eliminarán algunas barreras burocráticas para otorgar a los estados más flexibilidad en el uso de su dinero.
"Enfrentamos a esto exigirá todos nuestros esfuerzos y nos demandará enfrentar la crisis en toda su complejidad", dijo el republicano durante el acto en la Casa Blanca.
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