“Es una de las actrices en ascenso más sexys, y sólo tiene 13 años”, dice el post, publicado el 26 de octubre, que acompaña a la entrevista realizada por la revista estadounidense W Magazine a Millie Bobby Brown, protagonista del programa Stranger Things.
Sólo después de que la revista publicara esta frase, los usuarios en las redes sociales se percataron de que su portada de junio incluía a la actriz entre las actrices más sexys de la televisión, acompañada de rostros como Nicole Kidman, Keri Russell o James Franco, quienes en su mayoría tienen la edad suficiente para ser sus padres.
¿Por qué nadie lo notó antes? ¿Por qué de repente algo que ha sucedido en Hollywood durante décadas por fin toma relevancia? Sencillamente porque esta vez se publicó de manera literal, porque no se escondió detrás de generalizaciones y, lo peor, porque seguramente se hizo de manera trivial, asumiéndolo como algo “normal”.
.@MillieBBrown is one of the hottest rising stars, and she's only 13. https://t.co/QE4kNqQWPj pic.twitter.com/DtreGmKYSJ
— W magazine (@wmag) 26 de octubre de 2017
La fijación de los adultos por sexualizar, e incluso erotizar, la infancia dejó de esconderse por primera vez con la publicación de la novela “Lolita”, de Vladimir Nobokov, en 1955. En ella el autor acuña el término “nínfula” para describir a su precoz protagonista.
La palabra “nínfula” se deriva del concepto de los griegos de ninfa (nymphé), que significa novia en edad casadera, y que hace alusión a las hermosas doncellas, hijas de Zeús, que personifican espíritus de la naturaleza, quienes a través de sus relaciones sexuales poblaban a la Tierra de vegetación y animales. Es por ello, que están estrictamente relacionadas con la fecundidad femenina y, en ese sentido Nobokov las liga con el sexo y el erotismo.
De igual manera, la relación entre las ninfas y adjudicación de características sexuales a la infancia, viene posiblemente de la interpretación del gramático griego Hesiquip de Alejandría, quien creía que su significado verdadero era “capullo de rosa”, pues qué es un capullo sino una rosa adolescente que está apunto de abrirse, de madurar.
Así, Nobokov poetiza la pedofilia y hasta la pederastia, pues lejos está Humbert Humbert, narrador de la novela, de ser parte de una sana relación afectiva y sexual entre un hombre y una mujer, pero esa es la cuestión, Lolita no es una mujer, es una niña, una pre adolescente para ser exactos, al igual que Millie Bobby Brown.
El caso de la actriz principal de Stranger Things, llamó la atención porque el juego de palabras empleadas presentaba un crudo panorama en el que características como “sexy” podían ir de la mano de una edad de 13 años, pero para algunos resulta “normal” que las celebridades infantiles sean objeto del deseo adulto “por ser figuras públicas”. No es la primera vez que sucede, Emma Watson, protagonista de Harry Potter ha narrado abiertamente cómo a los 14 años comenzó a ser sexualizada por varios medios de comunicación.
Y es que no se necesita utilizar palabras para sexualizar a un niño y una niña, los programas de televisión, películas y revistas para adolescentes lo hacen cada vez que maquillan a una niña como adulta, o la visten de manera inapropiada para su edad, mientras que en el caso de los niños tienden a mostrarlos sin camiseta o mostrando su ropa interior.
Todo mundo se manifiesta en contra de la pedofilia y la pederastia, pero parece ser que es aceptable fantasear con la idea del erotismo en la infancia, e incluso lucrar con ella. En el 2014, la marca de ropa estadounidense American Appareldecidió promocionar una mini falda estilo colegiala en su cuenta de Twitter utilizando una imagen de lo que podría ser una adolescente de espaldas, o por lo menos lo simula, con el cuerpo inclinado mostrado su ropa interior debido a lo corto de la falda. Por si esto fuera poco, decidió llamarlas faldas “Lolita” y para ligar aún más la referencia sexual a una niña decidió lanzar la imagen como parte de una campaña denominada “Vuelta al cole”, acompañada del polémico eslogan “Tu primera tarea es vestir apropiadamente”.
La figura de la nínfula, como una pre adolescente sexualmente activa de imagen dulce pero personalidad de femme fatale ha dado pie a una cultura de fanatismo hacia la lolita en Japón, que va de la mano del turismo sexual infantil y de la prostitución, así como del “Lolicon”, un tipo de animé y hentai que busca alimentar las fantasías sexuales de los hombres por las colegialas.
Por otro lado, en occidente no cantamos mal las rancheras, basta recordar el debut de Britney Spears con su “Give Me Baby One More Time”, en donde se caracterizaba de sexy colegiala, y que se ha convertido junto con sus dos trenzas con pompones rosas en un referente de la cultura pop en todo el mundo.
Y luego nos preguntamos ¿en qué estaba pensando el maestro del Conalep, cuyos videos manteniendo relaciones con una alumna en Papantla, Veracruz, han indignado a la sociedad mexicana esta semana? La respuesta es triste: posiblemente lo mismo que muchos otros, la diferencia, que para nada lo justifica, es que él pasó de la fantasía a la realidad. ¿Entonces quién es el hipócrita?
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