Para muchos es una verdad universal: las mujeres son malas para manejar, pero este estereotipo puede no ser del todo fundamentado, pues las cifras de accidentes de tránsito en México demuestran que los hombres son más propensos a chocar que las mujeres.
La batalla de los sexos ha tomado partido en la cultura de tránsito, en este caso el campo de la pelea son las calles y las armas los automóviles, los cuales definitivamente pueden ser catalogados como un peligro cuando se manejan con irresponsabilidad.
¿Cuántas veces te has encontrado en medio del tráfico infernal sólo para descubrir que la razón por la cual estás atascado es un choque? ¿Y cuántas veces has escuchado o dicho la expresión “seguramente es una mujer” o “tenía que ser mujer”?
Algunos sociólogos coinciden en que la idea de que las mujeres son malas al volante surgió como una respuesta de una sociedad patriarcal ante la inclusión del género femenino a la fuerza laboral y otras actividades consideradas hasta entonces “de hombres”, para muchos parecía simplemente imposible que una mujer pudiera manejar tal maquinaria con la misma destreza que un hombre. Hoy en día, manejar es una actividad común para ambos géneros, pero la concepción de la mujer como mala conductora prevalece.
Una investigación realizada por el Centro de Experimentación y Seguridad Vial (CESVI) de Argentina arrojó que, en efecto, los hombres demuestran mayores habilidades técnicas de manejo así como mayor concentración y mejores habilidades motoras de coordinación, razón por la cual suelen ser mejores para estacionarse.
Mientras que las mujeres tienen una inclinación natural a evitar el riesgo, por eso suelen manejar más despacio, son menos temerarias y agresivas, y comenten menos infracciones, por lo que son menos propensas a poner en riesgo a terceros.
De acuerdo con el CESVI, los hombres tienden a ser más competitivos y agresivos al manejar, son menos respetuosos de las señales de transito y tienden a superar los niveles de velocidad con mayor frecuencia que las mujeres, lo que los convierte en un mayor riesgo al volante.
Estos resultados se ven claramente reflejados en las estadísticas de accidentes de tránsito terrestre en zonas urbanas y suburbanas del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, 2016, las cuales demuestran que en el País ocurrieron 360 mil 051 accidentes ese año, de los cuales 269 mil 501 fueron perpetuados por hombres, y únicamente 54 mil 103 por mujeres. Mientras que en 36 mil 447 casos el o la conductora se dio a la fuga, por lo que su sexo se desconocido.
Además, existe una mayor imprudencia en cuanto a conducir en estado de ebriedad por parte del género masculino, pues de los 19 mil 143 casos de accidentes con presencia de aliento alcohólico, 17 mil 871 fueron hombres y sólo mil 272 mujeres.
Es importante tomar en cuenta que estas cifras podrían verse impactadas por una disparidad en el número de licencias de automovilismo por parte de hombres y mujeres, siendo los primeros aún la mayoría. Sin embargo, las conductas perpetuadas al volante durante el estudio indican en términos muy generales que si bien la habilidad conductiva de las mujeres puede ser inferior a la de los hombres, el riesgo que asumen ante la situación critica es sumamente inferior, lo que genera como resultado una conducción más prudente y por ende una exposición al riesgo mucho menor por parte del sexo femenino.
Por otro lado, los datos arrojados por la investigación son sólo eso, y los estereotipos no son verdaderas absolutas, la realidad es que el desarrollo de dichas habilidades depende de cada quien: como puede haber mujeres que son excelentes al volante, puede haber hombres que son pésimos. Tal vez es hora que dejemos de verlo como una cuestión de género, y empecemos a verlos como algo personal.
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