Ramón Sosa, un boxeador de Texas, Estados Unidos, fingió su propia muerte con tal de demostrar que su esposa, María Sosa, lo mandó asesinar y pagó 2 mil dólares (38 mil pesos) a los verdugos.
La pareja se conoció en 2007 y se casó en 2010. Juntos abrieron un gimnasio, pero cuando el negocio comenzó a caer, se llevó su relación con él y María solicitó el divorcio. Pero eso no fue todo, también contrató a un hombre para matar a su marido, pero lo que ella no sabía era que se trataba de un viajo amigo de Ramón, quien inmediatamente le avisó que alguien quería matarlo.
Aunque en un inicio pensó que era broma, acordó con el supuesto asesino que durante las negociaciones llevaría un micrófono para grabar los planes del responsable. Así fue como descubrió que era su esposa la que lo quería muerto.
Por muy loco que parezca, cuando la Policía del Condado de Montgomer y el FBI escucharon el audio, idearon el plan de maquillar a Ramón para que pareciera muerto por un disparo en la cabeza.
老婆雇凶杀我?雇的还是我朋友!这狗血剧才刚开始
— 世界杂闻 (@shijiezawen) 8 de noviembre de 2017
下面这个男人名叫Ramon Sosa,今年50岁,是一名美国拳击教练。 Rahttps://t.co/5njZfcdTTU pic.twitter.com/vEKHuAtKQH